En términos militares, referirse a esta fase de la operación como explotación o persecución no se ajusta demasiado a los reglamentos, en la explotación la fuerza a cargo se desentiende del enemigo y avanza con la mayor rapidez a ocupar objetivos del terreno clave para operaciones futuras o para impedir la reorganización del enemigo; en la persecución, el objetivo es la destrucción de la fuerza enemiga en repliegue.
Como veremos en esta nueva fase, las fuerzas nacionales no actúan con mayor velocidad de la habitual, que se disculpa en algún lugar por la carencia de medios de transporte adecuados, ni sus objetivos a alcanzar con la mayor rapidez son puntos o zonas lejanas del terreno ni la destrucción del enemigo en retirada.
Efectivamente existe una línea a alcanzar pero no se da prioridad a la velocidad, se avanza como siempre, con calma, pueblo a pueblo y con la seguridad como norma primera.
Como hasta ahora, la calidad de las unidades nacionales se impone con facilidad a las desorganizadas fuerzas del CE vasco.