1 Los primeros momentos: 1. La lucha inicial por Madrid

“Imágenes procedentes de los fondos de la Biblioteca Nacional de España”

 

Obra derivada de Mapas Generales IGN

Estamos ante un golpe de Estado, en consecuencia la Capital del Estado es el objetivo estratégico fundamental. Deberá alcanzarse en los primeros momentos, si no es así la situación a la que se llegará será incierta.

En el caso español, se presentan tres órdenes de razones principales:

  • De tipo puramente nacional, Madrid era la capital de un Estado fuertemente centralizado, política, económica y culturalmente. Cualquier cosa que suceda en Madrid repercutirá de manera inmediata en todo el territorio español.
  • De tipo internacional, en Madrid reside el Gobierno de la Nación. Hay de demostrar al mundo, de manera rápida, que los sublevados son la única fuerza organizada capaz de dar al país un régimen jurídico estable.
  • Desde el punto de vista militar, Madrid es el centro del sistema de comunicaciones; ocupado, permitirá las operaciones, si resultan necesarias, en cualquier dirección del territorio nacional. En Madrid se encuentra la guarnición militar más potente de la Península, los máximos organismos directores y administrativos militares, y centros de mando y logísticos de todo tipo.

 

Obra derivada de Mapas Generales IGN

El plan inicial del alzamiento era en apoderarse de Madrid «desde dentro», ocupando algunos de sus edificios militares más importantes, a fin de proyectar esta acción sobre el resto de España.

  • El 20 de abril, se deberá dar el golpe de mano mediante el que el general Varela se apodere del Ministerio de la Guerra y el general Orgaz de la Jefatura de la 1ª División Orgánica; la acción conjunta queda a cargo del general Rodríguez del Barrio. Los generales Villegas, Fanjul y González Carrasco, se levantarán en Tarragona, Burgos y Barcelona, respectivamente.
  • Más tarde se traslada la fecha del golpe al 11 de mayo, fecha fijada para la ceremonia de la promesa ante las Cortes del nuevo Presidente de la República don Manuel Azaña; los generales Villegas y Fanjul queda a cargo de la dirección de las acciones.
  • El Gobierno, conocedor de los movimientos militares que se están produciendo, sustituye a los mandos principales del Ejército y Fuerzas de Orden Público, situando en ellos a personas de su confianza. El plan en curso se suspende.

El general Mola decide un cambio de planes. Madrid se mantendrá en situación pasiva y será ocupado desde fuera.

El general elige como guarniciones de partida más seguras para marchar rápidamente sobre Madrid las de las Divisiones Orgánicas 3ª (Valencia), 5ª (Zaragoza), 6ª (Burgos con Navarra) y 7ª (Valladolid), más las de la Zona del Protectorado, que tendrá que ser transportada a la Península. Será necesario contar con la colaboración segura de la Flota, aparte de las tres bases navales de Cádiz, Cartagena y Ferrol.

  • Las unidades marroquíes pasarán embarcadas desde Melilla y Ceuta a Málaga y Algeciras, y luego, por Antequera y Lucena y por San Fernando, Jerez y Sevilla confluirían en Córdoba, desde donde sobre el eje de la carretera de Andalucía avanzarán hacia Madrid por el Sur. Prevé que Cádiz, Sevilla y Córdoba se habrán sumado a la sublevación ante la presencia de las fuerzas.
  • La 3ª División enviará una columna en dirección a Madrid por  la carretera general de Valencia.
  • La 5ª División formará una columna que avanzará sobre Madrid a caballo de la nacional II.
  • La 6ª División, con las guarniciones de Pamplona, Logroño y Burgos, formará otra columna que ocupará el puerto de Somosierra y, posteriormente, avanzará sobre Madrid por el Norte.
  • En la 7ª División, Valladolid, otra columna ocupará los puertos de Guadarrama y Navacerrada; y desde allí, avanzará sobre Madrid.

La operación se espera que sea era una simple marcha, que ejecutada con rapidez y sin contratiempos graves dará por sí sola la victoria. No se espera resistencia por parte de las fuerzas del Ejército ni de Orden Público. Tampoco se espera mayor oposición por parte de masas revolucionarias.

La intención de Mola era la de imponerse con la máxima rapidez, en cuatro días, mediante un gigantesco golpe de audacia. Sólo se prevé una sola batalla: la de Madrid. Será una guerra relámpago.

Centro Geográfico del Ejército. Guía Militar de Carreteras, CG del Generalísimo 1939

El papel de los partidarios de la sublevación deberá ser pasivo; no obstante, llegado el momento habrá que contar con las principales fuerzas militares y de Orden Público, al menos para mantenerlas en aquella neutra pasividad.

Hay serias dificultades.

  • La numerosa guarnición madrileña, la más fuerte sin duda de España, controlar a todos ellos, o al menos a los principales, no será tarea fácil.
  • El Gobierno, conocedor de la conspiración en marcha, ha sustituido a muchos de los jefes y oficiales situados al frente de esa nube de organismos, designando para el mando al los que considera más leales.
  • La falta de madurez del plan a realizar en cada caso.

Madrid no debía inicialmente sublevarse sino mantenerse a la expectativa, limitándose a esperar a que las columnas procedentes de las demás guarniciones llegasen a sus proximidades, en cuyo momento las fuerzas madrileñas saldrían a la calle y se harían dueñas de la situación. Aún así, la necesidad de contar en esos momentos con mandos capaces y decididos era una exigencia ineludible.

Unidades y Centros en Madrid

 En el casco urbano:

  • Ministerio de la Guerra, con el Estado Mayor Central, la Subsecretaría y órganos administrativos; la escolta Presidencial y el BON de Infantería del Ministerio.
  • La Escuela Superior de Guerra, el Centro de Transmisiones y estudios tácticos de Ingenieros, la Academia de Sanidad Militar y el Colegio de Guardias Jóvenes de la Guardia Civil.
  • Las Inspecciones Militares y los cuarteles GGs de la 1ª División y I BRINF y de la División de Caballería.
  • Tres RINFs de línea y uno de carros, un RING, la comandancia de Sanidad, grupos divisionarios de Intendencia y Sanidad, secciones móviles de evacuación de la 1ª División y División de Caballería.
  • Parques de Artillería de Cuerpo de Ejército y División, taller de Precisión, laboratorio del Ejército, establecimientos centrales de Intendencia y Sanidad, parques centrales de Intendencia, Sanidad y Automovilismo, Comandancia de Fortificaciones y Obras, depósito central de Remonta.
  • Las Cajas de Recluta números 1 y 2 y el Centro de Movilización y Reserva número 1.
  • Dos Tercios de la Guardia Civil, una zona y una comandancia de Carabineros, tres grupos de Asalto, con tres escuadrones, una compañía de especialidades y once compañías.

Campamento de Carabanchel.

  • Escuela Central de Tiro.
  • Escuela de Aplicación de Caballería y Equitación del Ejército.
  • Un Regimiento de Artillería y un grupo de Información de Artillería.
  • Un grupo de la Defensa contra Aeronaves.
  • Columna de municiones de la División de Caballería.
  • Un batallón de Zapadores .
  • Base aérea de Cuatro Vientos, con una escuadrilla de Instrucción.

Carabanchel.   

  • Escuela y el Taller de Automovilismo,.
  • Hospital Militar y un parque de Desinfección.

Leganés.

Dos Regimientos de Ferrocarriles y el parque central de Ferrocarriles.

Vicálvaro.

Un Regimiento de Artillería,

Getafe.

  • Un Regimiento de Artillería
  •  Base Aérea, con dos grupos;

El Pardo.

Un Regimiento de Transmisiones.

Guadalajara.

Regimiento de Aerostación y la Escuela de pilotos y observadores de globo.

Alcalá de Henares.

  • BON Ciclista,
  • Un BZ
  • Aeródromo, con la Escuela de Vuelo y Combate y una escuadrilla.

Toledo.

  • Las Academias de INF, CAB e INT,
  • Escuela Central de Gimnasia
  • Fábrica Nacional de Armas y Explosivos.

Aranjuez.

Grupo de Auto-ametralladoras-cañón, de Caballería.

La Marañosa.

Centro de Estudios y Experiencias.

El Escorial.

Colegio de Carabineros.

Valdemoro.

Colegio de la Guardia Civil.

En Badajoz se encuentra el Cuartel General de la BRINF II/1, al mando del general Castelló, junto con el RINF Castilla.

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Todo indica que la sublevación no cogió desprevenido al Gobierno.

  • Fueron frecuentes los contactos mantenidos por los mismos militares que luego se sublevarían, con el mismo Presidente de la República, Alcalá Zamora, con el entonces Jefe del Gobierno, Azaña, y con otras altas autoridades. Franco escribe a Casares Quiroga, advirtiendo y previniendo; Goded también intenta convencer en algún sentido al Gobierno. Estuvieran o no de acuerdo con lo que se les estaba haciendo llegar, no les resultaría difícil detectar el estado de opinión que reinaba en amplios sectores del Ejército.
  • Por otra parte, la mayoría de la oficialidad, sobre todo la de Madrid, era sometida a una vigilancia muy estrecha dentro y fuera de los cuarteles. Se producen cambios de destino, sin justificación, de los sospechosos. Incluso el traslado de Unidades enteras de una ciudad a otra; los dos Regimientos de Caballería, de guarnición en Alcalá de Henares, fueron trasladados, uno a Palencia y el otro a Salamanca.
  • La prensa hace continuas llamadas a la vigilancia, denunciando repetidamente conspiraciones  y pidiendo que se tomasen las medidas adecuadas.
  • Casares Quiroga pulsaba con frecuencia la postura de los mandos principales, cuyas declaraciones le infundían general confianza, pensando que la disciplina no era fácil de quebrantarse en el Ejército.

Desde el gobierno se tenía confianza en el futuro de Madrid. El peligro vendría de fuera, sobre todo de Marruecos, y sería controlado.

En el Consejo de Ministros del 10 de julio Santiago Casares declaraba: «La sublevación militar puede ser inmediata, quizá mañana o pasado», «Desde primeros de julio venimos siguiendo la pista de la conspiración»

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En las últimas horas del día 16 de julio, el presidente del Gobierno ordena a las flotillas de submarinos y destructores con base en Cartagena que destaquen unidades al Estrecho con la misión de bloquear el posible paso de tropas marroquíes a la Península.

Ese mismo día, el director general de Seguridad declaraba que se han hecho «185 detenciones y algunas más», teniéndose, por entonces, ya preparada una lista de jefes y oficiales del Ejército que deberían ser apresados en la capital a la primera señal.

El día 17 a las cinco de la tarde, el Gobierno tiene conocimiento de la sublevación de Melilla, noticia captada por los servicios de escucha, tanto del Ejército como de la Marina.

Primera decisión estratégica: aislar Marruecos

  • En el protectorado la situación se deteriora por momentos.
  • La idea estratégica será entonces aislar Marruecos, que se da por perdido, y bombardear sus principales ciudades.
  • Se cursarán nuevas órdenes, análogas a las del día 16, a los cruceros con base en El Ferrol y al acorazado Jaime I, accidentalmente en Santander; órdenes semejantes se darán a la Aviación, concretamente a la destacada en Barajas (Madrid), Los Alcázares (Murcia), Mahón (Baleares) y Cabo Juby (Africa). La Escuadra deberá bombardear Melilla, Ceuta y Larache, y la aviación Melilla y Tetuán.

Segunda decisión estratégica: evitar la rebelión en la Península

Madrid vive la noche del 17 al 18 bajo un clima intensamente dramático. Todas las gentes están pendientes de la emisoras de radio y algunas organizaciones obreras inician un llamamiento a la resistencia, pidiendo armas.

El Gobierno decide cortar todo posible foco de rebeldía en la Península y en las provincias insulares.

  • En la noche del 17, se ordena el acuartelamiento de las tropas y la detención de algunos militarse profesionales, de diversa graduación, a los que se supone con fundamento, formando parte de la conspiración en marcha.
  • El día 18, a las ocho de la mañana, el Gobierno da una nota tranquilizadora, donde se menciona la rebelión de una parte de la guarnición de Marruecos, que sin otros apoyos ha quedado aislada. Al mediodía se tienen algunas vagas noticias oficiales que ponen de manifiesto que las guarniciones de las Divisiones 5ª, 6 y 7ª están en situación anormal, quizá sublevadas; y para conjurar este peligro son enviados a León y Zaragoza los dos inspectores generales don José García Gómez-Caminero y don Miguel Núñez del Prado. Con la misión de hacerse con el Mando militar aquellas plazas, si fuera preciso por la fuerza.
  • El 17 y el 18 se ha mantenido en los Ministerios militares un orden completo. En el de la Guerra, jefes y oficiales pertenecientes a la Unión Militar Republicana Antifascista, y destinados la mayoría en la Guardia Presidencial o en el Batallón del Ministerio, se van apoderando de todos los resortes del mando y de la red de comunicaciones, sin ser obstaculizados. A su frente figura el teniente coronel Hernández Saravia, que pronto comenzará a dictar órdenes muy importantes. En Marina el comité presidido por el comandante de Infantería de Marina don Ambrosio Ristori hace lo propio, asumiendo el control de las comunicaciones y obstruyendo la actividad del Estado Mayor de la Armada.

Tercera decisión estratégica: salvar Madrid a toda costa. Doble crisis

Se plantea el problema del posible ataque a Madrid desde fuera o del propio levantamiento desde dentro. En la conciencia de todas las fuerzas oficiales, militares o políticas, está firme la idea de que la capital debe defenderse a toda costa.

  • Se cursa orden a los gobernadores civiles de Toledo, Guadalajara, Ciudad Real, Avila, Segovia, Valladolid, Salamanca y Logroño para que envíen a la capital de España la fuerza de Asalto de ellas dependiente; fuerza que será sustituida en aquellas capitales por la Guardia Civil, que se concentrará en las cabeceras provinciales.
  • Desde el Ministerio de la Guerra se cursa orden a los comandantes militares de León y Oviedo para que se formen en esas plazas, con carácter urgente, dos fuertes columnas de milicianos, a los que se entregará el armamento sobrante de los cuarteles; milicianos encuadrados por guardias de Asalto y bajo mandos profesionales. Tales columnas deberían marchar por ferrocarril y carretera con toda rapidez sobre Madrid, después de haber pacificado el valle del Duero, si ello fuese necesario.
  • El día 18 a las cuatro y media de la tarde se reúne el Consejo de Ministros, se recibe la noticia de que Queipo de Llano ha declarado el estado de guerra en Sevilla. La conspiración ha pasado ya a la Península.
  • Después de las seis acuden al lugar donde se celebra el Consejo, los socialistas Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto, don Marcelino Domingo, en representación de Azaña y por el Partido de Izquierda Republicana, y don Diego Martínez Barrio, jefe de Unión Republicana. Largo Caballero anuncia que se va a declarar la huelga general en toda España, pidiendo a la vez la disolución del Ejército, el licenciamiento de las tropas y las armas para el pueblo, a fin de oponer a las fuerzas sublevadas las milicias obreras, en las que tiene plena confianza.
  • El Gobierno ha venido dando una serie de notas oficiales tranquilizadoras, pero a las siete y veinte de la tarde se radia un comunicado oficial en el que se habla ya del «intento» del general Queipo de Llano para sublevar Sevilla, en cuyo propósito ha «fracasado ». A las nueve de la noche los dirigentes de los partidos Socialista y Comunista de Madrid redactan una nota conjunta, donde se ordena la movilización general: «Cada militante debe presentarse en el local de la organización más inmediata y quedar a la espera de la orden de actuar»; pues se necesita «revalidar con las armas la victoria que se alcanzó en las urnas».
  • Casares Quiroga se ha opuesto desde el primer momento al reparto de armas, se dirigirá a Palacio para presentar su dimisión al Presidente de la República. A las nueve de la noche Azaña llamará a Martínez Barrio.
  • Martínez Barrio deberá formar un gabinete moderado, del que será ministro de la Guerra el general Miaja y de Gobernación don Augusto Barcia, siendo la misión del nuevo Gobierno entenderse de algún modo con los rebeldes y detener la sublevación, utilizando únicamente las fuerzas regulares y de Orden Público afectas. Esta actitud conciliadora de Martínez Barrio se concretará en los telegramas enviados a todos los mandos militares supremos y en las conversaciones telefónicas mantenidas con varios de ellos; se obtendrán algunos puntos positivos, parando la sublevación en determinados lugares y frustrándola en otros.
  • El día 19 sobre las ocho de la mañana, se reúnen el presidente Azaña, Martínez Barrio, Largo Caballero y otras personalidades; Largo caballero mantiene la exigencia de armar a las masas y Martínez Barrio presenta su dimisión.

Don José Giral, de Izquierda Republicana, se hace cargo del Gobierno. La solicitada entrega de armas se realizará de manera inmediata. En Guerra figura ahora el general Castelló, y en Gobernación el general Pozas.

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La rebelión en la capital de España se inicia pasado el mediodía del día 19 de julio.

  • El ministro de la Guerra es el general don Luis Castelló, acaba de salir de Badajoz, donde se encontraba destinado, con dirección a Madrid.
  • El mando real en el Ministerio de la Guerra lo ostentan jefes y oficiales del Comité dirigido por el teniente coronel Hernández Saravia.
  • Se sustituirá al general subsecretario De la Cruz Boullosa por el general don Carlos Bernal.
  • El jefe del Estado Mayor Central, don José Sánchez Ocaña, será inmediatamente separado de su cargo y de baja en el Ejército.
  • El mando de la 1ª División lo ejerce, accidentalmente, el general García Antúnez, técnicamente se encuentra vacante. El jefe de Estado Mayor, coronel don Luis Pérez Peñamaría, se puede considerar  favorable a la conspiración.
  • El aplastamiento de la rebelión en Madrid correrá a cargo del Comité formado por miembros de la U.M.R.A. que ha venido vigilando el golpe militar y planeando medidas para hacerle frente.
  • El Gobierno cuenta con la mayoría de los mandos del Ejército de Tierra y de la Aviación. También con los mandos al frente de las fuerzas de Orden Público; el general don José Sanjurjo Rodríguez Arias, que ha sustituido al general don Sebastián Pozas, ahora ministro de la Gobernación; el teniente coronel don Pedro Sánchez Plaza, inspector general de las fuerzas de Asalto, y el coronel don Joaquín Rodríguez Mantecón, inspector general de los carabineros.
  • Del lado del general Mola existe un Comité formado casi exclusivamente por miembros de la Unión Militar Española. Su jefe es el general don Rafael Villegas, al menos teóricamente; el teniente coronel don Valentín Galarza, se considera jefe de Estado Mayor de la operación y enlace permanente con Mola. Iniciada la sublevación, destacará el teniente coronel don Alberto Álvarez de Rementería.
  • Al general Villegas, que deberá apoderarse de la División, acompañarán los generales don Joaquín Fanjul y don Miguel García de la Herrán.

Los principales responsables, en estas fechas, se encuentran tratando de escapar a la vigilancia a la que se sienten sometidos por lo que el enlace y coordinación entre ellos es prácticamente inexistente. En consecuencia:

  • En la rebelión madrileña no existe una idea de maniobra clara.
  • Existe desconocimiento de las misiones de cada uno.
  • Hay mucha confusión.
  • Falta de determinación de los principales responsables.

En el plan de la sublevación, Madrid deberá mantenerse en actitud pasiva y esperar.

  • A última hora, Mola modifica el plan y lo traslada al general Villegas.
  • Ahora se pretende que «la guarnición de Madrid, sin entablar combate con las masas revolucionarias, abandone sus cuarteles, marchando a tomar contacto con las fuerzas de las Divisiones 5ª, 6ª y 7ª, a fin de que todas unidas entrasen en la capital». Si esto no fuera posible «la guarnición debía permanecer en sus cuarteles, con resistencia pasiva y sin apoyar al Gobierno».
  • Álvarez de Rementería ha perdido el contacto con el general Villegas y con el teniente coronel Galarza y desconoce lestos cambios.
  • Aislados y frente al desconocimiento general de la situación, se decide que el general Fanjul sustituya a Villegas y tome el mando de la División; el general García de la Herrán se pondrá al frente de las fuerzas del Sur de Madrid, Campamento, a las que se deberán unir las de Getafe, Vicálvaro y Leganés.
  • Fanjul no puede apoderarse del edificio de Capitanía y establece en el cuartel de la Montaña el mando de la División.

Los días 19 y 20, ya dentro de una situación de máxima confusión, se intentará que las fuerzas de Campamento y de la Montaña, abandonen sus acuartelamientos y se hagan fuerte en la Casa de campo a la espera de las fuerzas de Mola. Pero ya no será posible.

El Gobierno acierta con la línea de acción elegida, defender Madrid, acumulando el mayor número posible de medios.

  • El general Pozas, con las fuerzas de Asalto, controla todos los barrios de la ciudad.
  • Se entregan armas a todas las organizaciones políticas y sindicales. Con estos medios se logra que todas la Unidades con alguna duda de lealtad no puedan abandonar sus cuarteles, donde quedan controladas.
  • Sobre las sublevadas se podrá volcar toda la fuerza disponible.

La sublevación en Madrid ha fracasado

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Fuerzas

  • La situación en los cuarteles era un reflejo de la reinante en la sociedad española en aquellos momentos. No había una postura uniforme, había expectación y mucha indecisión.
  • Entre las unidades de Orden Público la situación era muy diferente, en disciplina, obediencia al mando y cohesión. Las de Asalto estaban totalmente del lado del Gobierno. En las de la Guardia Civil, no estaba tan claro pero los jefes principales habían sido bien elegidos y se mostraban opuestos a todo intento de rebelión.
  • Los efectivos de las fuerzas regulares de la capital, del cantón de Campamento, en Vicálvaro, Getafe, Leganés y Cuatro Vientos , se han estimado en unos 7.200 hombres.
  • Las fuerzas de la Guardia Civil de Madrid sobre los 2.300 hombres, y las de Seguridad y Asalto en el entorno de los 4.000.
  • Las fuerzas del Ejército se encontraban escasamente dotadas. Las de Asalto, incluso de las de la Guardia Civil, contaban con material moderno de todo tipo, armas automáticas, morteros e incluso vehículos blindados.

El voluntariado civil

  • En Madrid existían milicias comunistas, socialistas y sindicalistas. Contaban con el respaldo del aparato gubernamental.
  • En el bando sublevado, las milicias de Falange Española, que el 18 de julio se encontraban batidas, perseguidas y muy mermadas en sus bases y estando numerosos jefes encarcelados. De menor entidad, las Juventudes Tradicionalistas.

Mola consideraba que la colaboración del voluntariado civil no era importante y, a ser posible, debía ser evitado.
Casares Quiroga y Martínez Barrios no aceptaron armar las milicias pero Largo Caballero necesitaba masas absolutamente decididas.

Medios de combate.

  • La estrategia del Ministerio de la Guerra consistió en reunir en Madrid, en los dos parques de Artillería todos los medios de combate posibles, desde fusiles a cañones y carros. Con la Aviación se contaba con seguridad, sin apenas excepciones.
  • El día 18 el general de la Cruz Boullosa, todavía subsecretario, cursa órdenes, por indicación del Comité de Hernández Saravia, destinadas a concentrar el mayor número de armas en los citados parques.
  • Se almacenaban 60.000 fusiles pero sin sus cerrojos que se hallaban depositados en el Regimiento de Infantería, dentro del cuartel de la Montaña, al mando del coronel don Moisés Serra. Al recibir la orden de entrega de los cerrojos, Serra, con diversos pretextos, entrega sólo 5.000 a los Parques.
  • Los jefes de los Parques de Artillería eran el teniente coronel don Rodrigo Gil Ruiz y el comandante don Luis Flores; entregan inmediatamente cierto número de fusiles completos a civiles. Al día siguiente, el Gobierno Giral autoriza la entrega de armas y se procede a cumplimentar la orden.

El día 19 se organizaron los primeros cinco batallones de milicias, al mando de los tenientes coroneles don Julio Mangada, don Julio Marina y don Víctor Lacalle, y los comandantes don Narciso Sánchez Aparicio y don José Fernández Navarro.

El primer batallón se llamará «Asturias» o «Primero de Asturias» y sus componentes, como los de los batallones de Marina y Sánchez Aparicio, eran mayoritariamente socialistas. Con el teniente coronel Lacalle irían elementos confederales y con el comandante Fernández Navarro un grupo comunista dentro de un conglomerado heterogéneo.

Centro Geográfico del EA. Vuelo USA 1946

El general Fanjul llegó al cuartel de la Montaña pasado el mediodía del día 19. Firma la declaración del estado de guerra, que no llega a publicarse. El cuartel albergaba las Unidades siguientes:

  • Un Regimiento de Infantería, coronel don Moisés Serra
  • Un regimiento de Ingenieros, coronel don Luis Fernández Quintana
  • Grupo de Alumbrado e Iluminación,comandante don Matías Marcos Jiménez

Con un total de unos 1.200 hombres. Se suman 42 cadetes que se encontraban en Madrid, algunos oficiales de complemento y casi dos centenares de falangistas.

El Regimiento de Infantería custodiaba los cerrojos de los fusiles almacenados en los Parques de artillería.

Las Unidades contaban con los fusiles reglamentarios, algunas ametralladoras y morteros y dos piezas de artillería inutilizadas.

La reacción del Gobierno es muy rápida. A las dos de la tarde ordena la marcha de una compañía de Asalto, que inmediatamente toma posiciones frente al cuartel, instalando ametralladoras en las casas vecinas. Llegan más tarde fuerzas de Asalto y de la Guardia Civil. Al acabar el día, el cerco del cuartel se había cerrado.

Durante la noche salieron del Parque de Artillería tres piezas, de 75 y 155, y dos carros. El comandante de la Guardia Civil don José Bretaña se hace cargo del mando de toda la fuerza; el capitán Urbano Orad de la Torre manda las piezas. Presentes en el sitio del Cuartel se encontraban los tenientes coroneles de Asalto, Sánchez Plaza y Ricardo Burillo.

Comienza la acción psicológica. Al amanecer, aviones reconocimiento arrojan proclamas. Más tarde, con potentes altavoces se anima a la rebelión de la tropa. Masas de paisanos se reúnen en las inmediaciones y contribuyen a minar la moral de quienes no estuviesen firmemente decididos a resistir.

Pronto se abre fuego. El fuego de fusilería se inició hacia las seis y media y el de las piezas después de las siete. Pronto volarían los aviones de Getafe arrojando bombas dentro del cuartel.

El general Fanjul, que había dado orden a Campamento para que se organizara allí una columna de socorro, intentó formar otra para hacer una salida a la desesperada; pero no le fue posible.

La moral de la tropa es baja.

Hacia las once de la mañana se inició el asalto por las diversas compañías de Orden Público. Dentro, heridos el general y el coronel Serra, heridos o muertos algunos oficiales y soldados, fue ganando terreno, ya de forma imparable, la idea de rendición inmediata.

Antes de las doce entraban los guardias en el cuartel, tras ellos la masa general. Algunos soldados lograron sacar fuera, detenidos pero vivos, a Fanjul, al coronel Fernández de la Quintana y algunos oficiales y voluntarios. Los demás, entre ellos el coronel Serra, cayeron allí mismo, dentro del propio edificio, víctimas de una general matanza.

El asalto del cuartel de la Montaña permitió hacerse con los 55.000 cerrojos necesarios para poder utilizar todos los fusiles de los Parques de Artillería. Había así armamento suficiente, no sólo para las milicias ya organizadas sino para la organización de nuevas formaciones.

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En el Campamento de Carabanchel se alojaban:

  • Un Regimiento de Artillería, coronel don Enrique Cañedo
  • La Escuela Central de Tiro, coronel don Francisco Español
  • La Escuela de Equitación (coronel don Biamor Sánchez Mesa
  • Un grupo de Zapadores, teniente coronel don Ernesto Carratalá
  • Un grupo de Información de Artillería, comandante don Francisco Pérez Montero
  • Un grupo Antiaéreo, comandante don Enrique Flórez

Los efectivos de todas las unidades sumaban unos 1.500 hombres.

La mayor parte de los Jefes de Unidad estaban al lado del Gobierno. Entre jefes y oficiales había una mayoría dispuesta a sublevarse.

El mayor peligro que amenazaba Campamento procedía de los aeródromos vecinos de Cuatro Vientos y Getafe, muy bien preparados y leales al Gobierno. Los jefes de las Bases aéreas eran los  tenientes coroneles don Antonio Camacho,  Getafe, y don Francisco León Treja, Cuatro Vientos. Estas Bases sólo podían ser neutralizadas por el fuego de artillería de los Regimientos de Campamento y  de Getafe, cuyo coronel don Pedro Ramírez estaba del lado de la rebelión.

En  Campamento se produce el primer enfrentamiento armado. En las primeras horas de la mañana del 19 llegó a la puerta del cuartel de Zapadores una camioneta con paisanos pidiendo armas. El teniente coronel Carratalá quiso entregarlas  pero se opusieron otros oficiales. En la lucha que se inicia muere el teniente coronel  y se producen varios heridos.

El teniente coronel Álvarez de Rementería se traslada inmediatamente  a Campamento  y toma el mando del grupo de Zapadores. En las primeras horas de la tarde, con dificultades, se incorpora el general García de la Herrán.

No se toma ninguna decisión en las horas siguientes lo que da lugar a las consiguientes vacilaciones y cambios de postura de grupos de jefes y oficiales, con repercusiones en la tropa.

El general Fanjul, pide al general García de la Herrán la organización de la  columna de socorro. García de la Herrán estima que antes de lanzar la columna sobre Madrid debe neutralizar, en colaboración con los artilleros de Getafe,  las dos Bases Aéreas. Los de Getafe,
sobre las tres y media, abren fuego sobre el aeródromo. El capitán don Manuel Cascón, de la Base Aérea, auxiliado por soldados de la misma, guardias y una gran masa de milicianos armados, consigue rodear el cuartel. Desde dentro le apoya el comandante don Enrique Jurado, otros oficiales y fuerza de tropa. El coronel Ramírez se rendirá a las seis de la mañana.

A partir de ahora,  los aviones podrán emplearse sin restricciones contra los dos focos de la sublevación madrileña: la Montaña y Campamento.

Sobre las  cuatro de la mañana, García de la Herrán se había visto obligado a rechazar el ataque de una fuerte columna que avanzaba por la carretera de Extremadura, formada por guardias civiles y de Asalto, y una masa de milicianos, entre los que destacaban los integrantes del batallón de Mangada. Otros grupos numerosos se aproximaban desde diferentes direcciones y trataban de rodear Campamento; a estas fuerzas se unirán las de los dos Regimientos de Leganés.

La situación de los rebeldes empeora con rapidez.  Por momentos aumenta el número de soldados y oficiales que abandonaban los cuarteles para unirse a los sitiadores, o directamente se enfrentan con los sublevados.

Sobre las tres de la tarde cae muerto el General por uno de sus soldados, terminando con ello prácticamente toda oposición.
Los últimos resistentes, entre ellos Álvarez de Rementería, serían eliminados poco después.

En Madrid y sus cantones, todas las resistencias han sido abatidas y las Unidades capturadas.

Sólo hubo hay una excepción, el Regimiento de Transmisiones de El Pardo, del arma de Ingenieros. Su coronel, don Juan Carrascosa, había acuartelado a las tropas el 19, manteniéndose en actitud pasiva, pero el día 20, al conocer la rendición del cuartel de la Montaña, decide marchar hacia la Sierra en busca de las tropas amigas del general Mola, que se suponía próximas. El día 21 y por Colmenar, Torrelodones y Villalba, llega el Regimiento, casi íntegro, al puerto de Navacerrada, donde  logra pasar el bloqueo de guardias de Asalto y milicianos , alegando que marchaban para ocupar la Granja por orden del Gobierno. Alcanzado ese punto se suman a la guarnición de Segovia, sublevada dos días antes.

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La preparación de la sublevación en Madrid fue mínima.

Las consecuencias del fracaso resultarán catastróficas para los implicados en aquélla y para la masa de seguidores y simpatizantes.
La acción de éstos será ya imposible y su persecución implacable.

La aireada «quinta columna» sólo será un mito. Cuando en noviembre lleguen las tropas nacionales a las puertas de Madrid, los partidarios más decididos de la sublevación habrán sido expeditivamente liquidados, otros se encontrarán en prisión y el resto escondidos o huidos.

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La reacción en los medios oficiales militares fue inmediata tras la rendición de los focos rebeldes. El ministro de la Guerra, general Castelló, a través del Estado Mayor Central, queda a cargo de tomar las primeras decisiones.

El mismo día 20, y pese a la confusión general, se decide la formación de unidades destinadas a eliminar las sublevaciones cercanas y cerrar los vecinos pasos de la Sierra, hacia los que se suponía avanzaban ya las columnas de Mola.

Órdenes dadas el 21.

  • Orden al general Riquelme de organizar una Columna para ocupar Toledo y rendir al coronel Mascardó y rebeldes a su mando; Moscardó se había negado a enviar urgentemente a Madrid 300.000 cartuchos, con una escolta de guardias civiles.
  • Orden, para organizar otra Columna, al mando de oficiales adictos, con la misión de ocupar los puertos de Somosierra, Guadarrama y Navacerrada.
  • Orden al comandante de Artillería don Enrique Jurado, al mando del Regimiento de Artillería de Getafe, para que sitúe en  la carretera de Alcalá de Henares un grupo de baterías para integrarse en una tercera Columna.
  • Dos órdenes a los comandantes militares de Badajoz y Murcia. El primero debía enviar inmediatamente a Madrid el Regimiento de Infantería allí ubicado; el segundo, deberá tener preparado el Regimiento de Artillería para que emprendiese la marcha sobre Madrid al primer aviso.
  • Orden del Estado Mayor Central al Grupo de Auto-Ametralladoras-Cañón de Aranjuez, para que se prepare para salir en dirección a la capital.

Se adopta una estrategia ofensiva y global. Se lanzan fuerzas en todas las direcciones por las que Madrid podía ser atacado:

  • Hacia el Sur, para sofocar la rebelión de Toledo
  • Hacia el Este o Nordeste, para aplastar los focos inmediatos de Alcalá y Guadalajara y marchar luego probablemente sobre Zaragoza
  • Hacia el Norte y Noroeste para cerra los puertos por los que se detecta que intentarán aproximarse a Madrid las columnas de Mola.

Más adelante se ordenará la organización de una nueva columna, muy potente, que cerrará el posible avance enemigo desde el Sur por la nacional de Andalucía.

Obra derivada de Mapas Generales IGN

Ciudad Real y Cuenca

  • sólo existían las Cajas de Movilización y Recluta y la fuerza de la Guardia Civil. No se declara el estado de guerra y ambas provincias permanecen leales al Gobierno.

 

Badajoz

  • En la ciudad se encuentra el CG de la II Brigada de Infantería, al mando del general don Luis Castelló, leal al Gobierno. Allí se encuentra de guarnición el Regimiento de Infantería al mando del don José Cantero, también leal al Gobierno. El día 22, ya nombrado el primero de ellos ministro de la Guerra, marcharán a Madrid fuerzas de Infantería del Regimiento, para combatir en las filas gubernamentales.

Alcalá de Henares

  • Se mantenían en la ciudad dos Batallones, uno de Zapadores y otro Ciclista, los jefes eran completamente afectos al Gobierno, tenientes coroneles Gumersindo Azcárate y Mariano Monterde. Pero la mayor parte de la oficialidad estaba a favor de la sublevación, aunque ignoraba los planes de Mola, careciendo de todo enlace con Madrid. También se encontraba en Alcalá un aeródromo, una escuadrilla, y la Escuela de Vuelo y Combate.
  • La tensión era fuerte. El 20 los dos tenientes coroneles intentaron organizar una Columna para combatir a los sublevados de Castilla la Vieja; se produce un grave incidente que causa la muerte de uno de ellos, siendo gravemente herido el otro. Se hace cargo de la situación el comandante don Bartolomé Rojo que declara a las once de la mañana el estado de guerra.
  • En Madrid se reacciona con rapidez. A las cinco de la tarde del mismo día 20 volaban sobre Alcalá algunos aviones, arrojando bombas y proclamas, a la vez que en Madrid se organiza una fuerte Columna para marchar sobre Alcalá, a las órdenes del coronel don Ildefonso Puigdendolas, formada con efectivos de Asalto y Guardia Civil, las dos baterías del Regimiento de Getafe, mandadas por el comandante Jurado, y varios miles de milicianos. En el aeródromo se formaba otra columna, con tropas de Aviación y al mando del teniente don José Valle, también para luchar contra los rebeldes.
  • Al amanecer del 21 llegaban las columnas a la ciudad. Los aviones bombardeando de nuevo. Los sublevados se rinden al mediodía.

Guadalajara

  • La guarnición era reducida. Aparte de la Escuela de Pilotos y Observadores de Globo, el Regimiento de Aerostación local sólo contaba con unos 225 hombres,  entre sus jefes figuraba el comandante don Rafael Ortiz de Zárate, representante de Mola. Entre la población figuraban bastantes jefes y oficiales retirados y otros que cumplían condena o simple detención. La sublevación triunfa en la creencia de que  la columna García-Escámez se encontraba cerca.
  • En la tarde del 21 se tiene conocimiento del fracaso en Alcalá. Se producen incidentes y se proclama el estado de guerra.
  • Durante la noche se organiza la defensa de la ciudad, al mando del coronel de Aerostación don Francisco Delgado Jiménez. Eran unos 900 hombres, desde los generales Barrera y González de Lara a los voluntarios civiles, número insuficiente en el caso de que tuviera que defenderse todo el casco urbano. No se disponía de suficiente munición.
  • La columna Puigdendolas, con la moral muy alta tras la ocupación de Alcalá, se había reforzado de modo notable con fuerzas diversas de Orden Público y del Ejército, once nuevas piezas del Regimiento de Getafe , pierde las de Jurado que marcha a Somosierra, y varios blindados. La aviación en pleno estaba a su servicio.
  • Puigdendolas llega ante Guadalajara en la mañana del día 22, intenta ocuparla desde la carretera de Madrid; pero la topografía era muy desfavorable, fracasa el ataque, con muchas bajas. Se cambia el plan, las  fuerzas cruzan el Henares por un vado, presionando desde el Sur, y consiguiendo al fin entrar en la ciudad, tras vencerse la dura oposición de las fuerzas de Delgado Jiménez.
  • Dominada la zona alta de Guadalajara, perdido también el puente sobre el río, que defiende  Ortiz de Zárate, los últimos defensores se refugian en  los cuarteles. La defección de parte de la tropa permite la entrada de las fuerzas de Puigdendolas. Matanza generalizada.

Toledo

  • Con la Academia de Infantería, Caballería e Intendencia, la Escuela Central de Gimnasia, la Caja de Recluta y la Fábrica de Armas. En la mañana del día 21, el coronel Moscardó declara el estado de guerra.
  • Por la tarde llega la Columna mandaba por el general Riquelme, que antes de terminar el día se apoderaba de la Fábrica de Armas.
  • El 22 quedaba establecido el sitio del Alcázar, defendido por unos 1.200 hombres.

El Grupo de AutoAmetralladoras-Cañón, de Caballería,

De guarnición en Aranjuez, y mandado por el comandante don Teodulfo Gil Tejerizo, intenta llegar hasta Guadarrama para pasarse a las fuerzas de Mola. Había recibido órdenes para marchar hacia Madrid el día 21, no sale de Aranjuez hasta el 22, junto a una numerosa escolta de milicianos. Al día siguiente continúa hacia la Sierra. Decididos  a pasarse a las fuerzas sublevadas, llegan al Alto del León, donde se encontrarán entre dos fuegos. Sólo la mitad del Grupo conseguirá llegar con vida.

Albacete

  • El único establecimiento militar es la Caja de Recluta, no existía más guarnición que las tres compañías de la Guardia Civil, repartidas por la provincia, una compañía de Asalto y un destacamento de Seguridad. La oficialidad era en su totalidad afecta a la sublevación y en particular el comandante de la Guardia Civil don Ángel Molina.
  • El 19 se declaraba con éxito el estado de guerra en la capital y poblaciones importantes albaceteñas. Pero se encuentran totalmente aislados.
  • Dos Columnas marchan ya sobre Albacete, una procedente de Alicante y Alcoy y otra de Cartagena y Murcia. Se componen de fuerzas de la Guardia Civil, de Asalto y de carabineros, soldados de Infantería, varias baterías y numerosos milicianos.
  • Las Columnas rinden Almansa el 21, Hellín el 22 y Chinchilla el 24, no sin tensiones e incidentes.
  • El 24 las dos Columnas, ya bajo el mando del comandante don José Balibrea, se encuentran ante Albacete, que será ocupada el día siguiente, tras sufrir la ciudad fuertes bombardeos de aviación y fuego de artillería y llevar a cabo sus ocupantes una fuerte defensa.

Las fuerzas de Balibrea ya no continuarían hacia Madrid, sino que reforzadas con efectivos regulares procedentes de Valencia, Castellón y Cartagena, se desviará hacia Córdoba.

Obra derivada de Mapas Generales IGN

Ha fracasado la sublevación en Madrid. También ha fracasado en Cuenca, Toledo y Ciudad Real. Una vez reducidos los núcleos sublevados en Guadalajara y Albacete, las comunicaciones de Madrid con el Levante y con Andalucía quedan abiertas. Somosierra y Guadarrama se han cerrado a las columnas sublevadas que avanzan hacía la Capital.

De momento la amenaza militar sobre Madrid se ve lejana.

La situación en Madrid es revolucionaria, terrible para los participantes en la sublevación y para todos sus partidarios o sospechosos de serlo.

Pero también muy poco favorable para la República; el Estado prácticamente ha desaparecido, el descontrol y la inseguridad se extienden por todas partes.

Han aparecido muchos grupos con sus correspondientes Jefes; muchos Jefes, cerca y lejos. Unidad de acción, unidad de mando, son claves para hacer frente a la amenaza que todavía no se vislumbra con claridad pero que cada día estará más cerca.

El Gobierno no es capaz de hacerse con la situación, se está perdiendo un tiempo precioso para organizarse, reforzarse, crear herramientas para afrontar una Guerra.

Se tardará mucho en aceptar el error.