En el bando republicano, catalanes y valencianos, con más o menos resistencia y con mayor o menor grado de cumplimiento, se van ajustando a las directrices del Ministerio de Defensa de Valencia.
Van apareciendo estructuras militarizadas, ya se han creado divisiones, con una estructura propia y sin adaptarse a las directrices del gobierno central. Aquí no se irá a la BM como en el resto del EPR, se adoptará una organización tradicional divisionaria ternaria, a tres Regimientos, tres BONs y tres Cías. Con artillería y otros apoyos centralizados.
Al menos sobre el papel esta urgentísima organización está en marcha. Los republicamos mantienen una superioridad numérica aplastante y también aérea, que no sabrán aprovechar. Falta absolutamente una organización militar, no hay estructuras, no hay cohesión, no hay coordinación, no hay disciplina.
Con la superioridad existente no hay razón que justifique los continuos fracasos en las ops emprendidas sobre Huesca y Teruel, ambas ciudades prácticamente cercados y en situación táctica insostenible.
El bando nacional continua con sus procesos de crecimiento, nuevos reemplazos, creación de BONs, mejora de la artillería y aviación.
En estos primeros meses de abril aparecen ya los Cuerpos de Ejército.
Ponte con todavía muy escasas fuerzas está siendo capaz de retardar y detener los avances de las columnas enemigas; ha podido reforzar los puntos más críticos y constituir unas reservas de gran calidad, capaces de hacer frente a las situaciones más comprometidas. Todas las acciones de peligro sobre Huesca y Teruel, emprendidas por el contrario para aliviar la situación en Madrid primero y en Guadalajara después , aunque ya será Vizcaya, serán afrontadas con reservas locales sin necesidad de mover fuerzas de los escenarios principales.
Los ejércitos en liza están creciendo, se están fortaleciendo y se están endureciendo; la guerra se irá transformando en consecuencia.