El desarrollo y desenlace de la Batalla del Ebro marca el fin de la guerra en España.
Desde la perspectiva nacional se trata de explotar tanto el éxito propio como la derrota enemiga.
Finalizada la Batalla del Ebro ambas bandos quedan fuertemente desgastados. Quien disponga ahora de mayor capacidad de recuperación tomará la iniciativa e impondrá su voluntad sobre la del contrario.
La retaguardia nacional es muy superior a la contraria. Franco cuenta con un territorio compacto y extenso. La República, territorialmente se encuentra dividida en dos. Cataluña, económicamente más potente se encuentra con un Ejército agotado. El Centro-Levante-Sur en mala situación. Pocos efectivos humanos y un armamento en gran parte desgastado.
Franco recupera con rapidez la capacidad operativa de sus fuerzas y está en condiciones de dirigir su esfuerzo sobre cualquiera de las dos zonas de la República.
La elección se plantea entre dos ciudades: Madrid o Barcelona.
La capital de España continuaba siendo un objetivo estratégico de primer nivel pero no había unanimidad en el Alto Mando en cuanto a la conveniencia de dar oportunidad de recuperación a las desarticuladas fuerzas enemigas en Cataluña.
General Martínez de Campos:
«El Ebro iba a durar bastante tiempo. Barcelona era la base, y todo inducía a creer que si los rojos no ganaban su batalla, Cataluña entera se desmoronaría. Por tanto, convencidos como estábamos de que la victoria iba a ser nuestra, la ocasión que se ofrecía era propicia para efectuar una persecución a fondo. Pero, estos argumentos convencían solamente a los que integraban el Ejército del Norte; y Vigón, que era su inmediato animador y el promotor de su victoria continuada, luchó, en su nombre, cuanto pudo, para que fueran admitidos»
En el Cuartel General del Generalísimo se pensaba que debía ocuparse Valencia y amenazar Madrid. Conquistado el Centro, todos «se unirían con objeto de vencer en Cataluña».
General Martínez de Campos
«Había bastante desacuerdo entre Términus, CG de Franco, y Escala,CG del Ejército del Norte, en lo referente a la orientación futura de la guerra. El aprovechamiento de lo que iba a ser victoria sobre el Ebro origina serias disensiones. Al Ejército del Norte sólo le toca obedecer órdenes. Pero el general Vigón, gran experiencia y buena no vacila en exponer a los diversos emisarios del Estado Mayor de Franco sus ideas personales sobre los proyectos futuros. información que le llega diariamente; ideas muy firmes en su mente, y de las que no iba a ser muy fácil inducirle a prescindir.»
La presión de la retaguardia, con muchos madrileños evacuados, era fuerte y contra ella había que luchar. Martínez de Campos:
«Yo ignoro quiénes cooperaron a la meta catalana. Sé sólo que bastó una diferencia muy ligera, y que aun hubo paliativos de otro género»
Jesús Salas
«Además, había que impedir que Cataluña pudiese declararse independiente».
Este temor pudo existir como existió en su día con Vizcaya pero después del Pacto de Munich no parecía fácil. Ni Francia, ni menos aún Inglaterra, podían apoyar ese paso aunque Ciano lo dé por posible incluso como probable.
General Jorge Vigón
«Hay que operar en Cataluña para reducir los restos del Ejército rojo y ocupar totalmente las cuatro provincias »
Conde Ciano, Diario.
El 5 de enero, ya muy avanzada la ofensiva nacional
«Noticias muy buenas de España. El único peligro consiste en una intervención en masa de las fuerzas francesas a través de los Pirineos. Hay más noticias en tal sentido. Para detener esta amenaza he comunicado a Londres y Berlín que si los franceses se mueven, cesa la política de no intervención. Nosotros también enviaremos Divisiones regulares. Es decir, haremos la guerra a Francia en tierras de España.»
El 15 enero, vuelve sobre el peligro pero ahora añade «No lo creo.»
El 16 de enero, llama a lord Perth, embajador inglés, previniéndole que si los franceses cruzaban el Pirineo, ellos atacarían Valencia con 30 batallones: «Sírvase rogar a los franceses que tengan moderación y el sentido de responsabilidad que es necesario.»
El 24, dos días antes de caer Barcelona, habla con Perth y anota en su diario:
«En Londres se han alarmado. Piden que no hagamos nada sin consultar antes con el Gobierno inglés. En principio doy seguridades a Perth.»
Vicente Rojo
un Estado «viciado profundamente en su moral y en su organización», en el que se estaba viniendo al suelo estrepitosamente «todo un edificio social minado por las concupiscencias colectivas y los personales egoísmos».
La situación «carecía de estabilidad», sin cohesión y unidad en el Gobierno, dominado por los partidos, y sin que las Cortes y el Presidente de la República tuviesen función concreta alguna. De momento, y «pasada la euforia que produjo el éxito inicial de la Maniobra del Ebro y la paralización de la batalla de Levante, reaparecieron los plasmadores de celos e intrigas; y aquella pugna que de largo tiempo venían sosteniendo los partidos, celosos del predominio que en el Ejército tenían los comunistas, se recrudeció, llegando a manifestarse en forma difamatoria ». La retaguardia «carecía de solidez». Todos presentían el peligro y se esperaban medidas de rigor, indispensables para sostener la nave a flote. «Sin embargo, las primeras disposiciones para sacar de su puesto a los emboscados, lejos de merecer el aplauso, encontraron enormes resistencias: altos funcionarios, hasta ministros, no dudaban en intrigar para asegurar exclusiones de parientes o amigos, dando un lamentable ejemplo.» Se busca, por otra parte, congraciarse con el enemigo y con la opinión internacional, lo que representaba el signo más elocuente de la deteriorada situación política. Se había constituido dentro de la Presidencia del Consejo de Ministros un Comisariado General de Cultos, «encargado de la información, trámites y propuestas de las cuestiones referentes al ejercicio de cultos y prácticas de actividades religiosas en España », medida que respondía no sólo a la buscada atracción de quienes estaban más en el otro campo que en el propio, sino a la consecución de una imagen exterior de liberalidad y tolerancia.
«No todo estaba viciado. En los partidos y organizaciones, en el propio Gobierno, destacando su presidente, en los organismos oficiales y privados de retaguardia, en los establecimientos industriales, en la prensa, en la masa popular anónima, en el obrero como en la mujer, existía el ansia efectiva de trabajo y de sacrificio, una fiebre de lucha puesta a prueba en la abnegación con que soportaban las privaciones y los ataques aéreos, un deseo ferviente de colaborar al triunfo y que éste fuese pronto y decisivo.» <<Sin embargo, las prevaricaciones de las minorías derrotistas, los malos ejemplos de los débiles y de los escépticos, los juegos y exageraciones contraproducentes de la prensa y de la propaganda, las recriminaciones de los pesimistas, los errores por ignorancia o sectarismo de gentes de mayor o menor responsabilidad, los vicios y egoísmos políticos y los desafueros, irregularidades o concupiscencias de algunos privilegiados, eran los que iban sembrando con ritmo creciente el disgusto en la masa y creando un ambiente cada vez más denso de desconfianza y de apagamiento que atacaba la buena moral de guerra latente en cuantos sentían en conciencia los graves problemas que con la guerra se ventilaban.» «El hecho cierto es que como consecuencia de todo ello gravitaba sobre la sociedad republicana española un proceso de descomposición y que en los momentos que son objeto de nuestro análisis no se aplicaban los necesarios remedios.»
Tagüeña, Testimonio de dos guerras , a primeros de diciembre:
“Iban llegando reclutas a las unidades, pero la mayoría eran emboscados procedentes de los infinitos destinos de retaguardia, desertores amnistiados, ex-prisioneros y movilizados de quintas antiguas, todos sin moral de combate. Las divisiones llegaron a tener unos seis mil o siete mil hombres, con batallones de 300-400 soldados, la mitad recién incorporados. Los fusiles bastaban, pero apenas recibimos armas automáticas. Íbamos a empezar la batalla de Cataluña con las armas desgastadas en la batalla del Ebro”.
Vicente Rojo, Alerta los pueblos , Informe al Ministro de Defensa Nacional de la república: “La moral de guerra sólida y firme, necesaria para llevar las unidades a operaciones activas, se cuartea por las luchas políticas y divergencias entre unos y otros combatientes, y por ello es conveniente que se tenga en cuenta ese estado de moral antes de que comiencen las operaciones, y más si éstas van a tener alguna trascendencia. Los combatientes constituyen hoy, a pesar de todo, el puntal más firme de la República; pero por los derroteros que están llevando a la opinión pública quienes no tienen la responsabilidad del Gobierno y de la dirección de la guerra, es posible, si no es seguro, que esa fortaleza se quebrará si pronto no se pone remedio a un estado de cosas cuyo inmediato perjuicio va a ser, desde luego, el fracaso de cuantas operaciones militares vayan a intentarse”
En las semanas que preceden a la ruptura del frente se emprenden intensas campañas de propaganda. Se extiende más allá de las propias fronteras.
El Daily Telegraph anunciaba que
un formidable complot para terminar la guerra mediante un armisticio acababa de ser descubierto y que los detenidos pasaban de mil; que los fusilamientos eran numerosísimos y que las últimas impresiones revelaban que las operaciones se aplazarían.
El Times comenta la inactividad del Ejército nacionalista y las capitales de Europa se hacen eco de la anunciada ofensiva de Franco,
un oficial suyo
se había pasado con los planos correspondientes y debido a ello y a los choques entre oficiales españoles, alemanes e italianos, se iba a proceder a una limpieza de mandos.
El Daily Telegraph prevé un estallido inminente, una hecatombe entre carlistas y falangistas.
El Daily Express, la paralización de la ofensiva se debe a que Franco estaba doblemente amenazado: por el descontento de la población civil y por el de algunas guarniciones, como las de Zaragoza, Soria y Pamplona.
En las altas esferas, políticas y militares de Cataluña, nadie duda de la proximidad de la ofensiva.
El 16 de diciembre Azaña anota en su diario:
«En el concierto del Liceo se presenta en mi palco Negrín. El día antes anduvo en el frente. Ha llovido mucho. El terreno, encharcado. Atribuyen a esto el retraso de la ofensiva, esperada para el día 10.»
Tampoco son buenas las esperanzas de detener aquélla. Negrín le habla a Azaña en ese sentido, contándole alguna pintoresca anécdota, y el presidente de la República anota
Aunque no sean más que palabras, significa mucho respecto de la confianza que tienen. Todo son pesimismos, y el propio Negrín ve negro el horizonte.
En la zona Centro-Levante-Sur queda una fuerza todavía poderosa: el G.E.R.C., Grupo de Ejércitos de la Región Central.
Finalizada la batalla del Ebro, el general Rojo visita la Zona Centro con el objeto de revistar el estado de las Unidades.
La estructura es potente. Al menos sobre el papel, cuenta con 17 Cuerpos de Ejército, 53 Divisiones y 144 Brigadas Mixtas.
Hay que tener en cuenta que tras la ofensiva nacional sobre Valencia y de la Batalla de la Serena, reducción de la bolsa de Mérida, muchas grandes unidades han quedado muy desgastadas.
También hay que tener presente la pérdida de moral de la retaguardia y de las tropas de aquella zona.
La situación es grave. Informe sobre la visita del general Rojo al presidente del Consejo y ministro de Defensa, doctor Negrín, de 6 de diciembre
Aunque no sea necesario, porque conoce V. E. perfectamente nuestra situación, se considera obligado el General que suscribe a poner de relieve la importancia de la situación militar planteada en los momentos actuales, principalmente porque por las circunstancias de todo orden que en ella concurren puede conducir a la decisión de la guerra»
Es decir, al final adverso de la lucha, a la derrota total.
Rojo ha propuesto que en la Región Centro se lleven a cabo tres operaciones, desfasadas en el tiempo.
- El día D, una operación combinada de fuerzas navales y terrestres sobre Motril, acción que tendrá por objeto atraer las reservas enemigas de Andalucía y Extremadura, amenazando Málaga y Granada;
- cuatro o seis días más tarde, un ataque principal sobre el frente Córdoba-Peñarroya, con un mínimo de tres Cuerpos de Ejército, ataque que tratará de crear una situación muy peligrosa en el teatro de guerra andaluz y extremeño, «dejando posiblemente abierta la línea de penetración hacia Sevilla»
- finalmente, seis días después, el ataque complementario, que tenderá a cortar las comunicaciones del enemigo entre sus Ejércitos del Norte y del Sur.
Se regresa al Plan P de Largo Caballero que Vicente Rojo ha intentado llevar a cabo sin éxito durante todo su mando.
El día D se ha señalado el 8 de diciembre pero a última hora Miaja pide una prórroga de tres días.
El 11, Miaja comunica a Rojo que la operación sobre Motril no puede llevarse a efecto por una serie de dificultades que en general traducen una impotencia general de las fuerzas de Tierra, Mar y Aire.
La primera operación no se realiza.
La segunda ya sin el apoyo de operaciones de distracción, se lleva a cabo con mucho retraso. La Batalla de Peñarroya comenzará el 05ENE39, con el avance nacional por Cataluña ya iniciado. La fuerzas del CE XXII, del TCOL Ibarrola, y de la AGR de Divisiones del TCOL Toral, lograrán el éxito en la ruptura y lo mantendrán durante varias jornadas. Pero el avance será frenado y detenido por reservas locales sin que en ningún momento llegue a detener el avance de los cuerpos de ejército nacionales en Cataluña.
El dominio militar nacional es absoluto.
No hay esperanza tampoco en la Guerra.