IMPRESIÓN TEMPORAL
La gran ofensiva republicana sobre Zaragoza ha fracasado. A finales de noviembre ha caído Asturias, el Frente del Norte ha desaparecido y la ventaja adquirida por los nacionales será decisiva. La República ya no podrá ganar la guerra.
Franco va a disponer de GUs perfectamente adiestradas y con una gran moral para comenzar nuevas operaciones; además, va a disponer de nuevos recursos humanos y materiales para formar nuevas unidades. Todo este potencial no lo va a dejar inactivo.
El Alto Mando republicano conoce perfectamente la situación. Tiene que tomar la iniciativa; teme que el enemigo
- continúe con sus operaciones en el frente aragonés y pueda alcanzar el Mediterráneo;
- también ha detectado la gran acumulación de fuerzas que los nacionales están llevando a cabo en la zona de Medinaceli-Sigüenza, base de operaciones que permite actuar sobre el Mediterráneo o también sobre Madrid en una segunda batalla de Guadalajara.
Vicente rojo dispone de dos planes,
- el P sobre Mérida
- y el H sobre Teruel;
Se decidirá ejecutar el H pero Rojo no dejará de pensar en el P. Hay que adelantarse al contrario a toda costa y la rapidez es fundamental.
El despliegue nacional presenta la misma estructura que mantendrá durante toda la guerra: ser fuerte en el punto elegido como decisivo y mantener fuerzas mínimas en el resto de la extensísima Línea de Contacto.
La mayor parte del frente de Teruel se encuentra prácticamente desguarnecido, reducido a una sutil línea de vigilancia, con alguna posición organizada sobre las principales líneas de comunicación y unos núcleos de reservas locales que será los encargados de intentar frenar cualquier intento de ruptura por fuerzas enemigas; resistir a toda costa en todos los puntos, movimiento rápido de las reservas locales y con la misma consigna, resistir a toda costa hasta la llegada de Unidades de otros Frentes.
Con este esquema defensivo nacional, las fuerzas atacantes, al amparo de la sorpresa, se infiltran y rompen con facilidad le primera línea nacional, profundizan con mayor o menor fortuna pero en pocas ocasiones consiguen sostenerse con éxito cuando los nacionales ponen en línea Grandes Unidades transportadas con gran eficacia desde otros frentes.
Este desarrollo lo encontraremos otra vez en Teruel.
Pero aquí hay otros puntos a tener en cuenta. La posición militar de Teruel es absolutamente insostenible; ciudad y entorno dominado por vistas y fuegos, prácticamente cercado, una sola vía de comunicación importante, carretera y ferrocarril, que enlaza con Zaragoza y que discurre a escasos metros de la línea de contacto.
Pero nos encontramos en una guerra civil, donde no se puede perder terreno, y donde el factor moral es fundamental. Franco, como en tantos otros casos, no tiene ni la más mínima intención de abandonar un territorio, mucho menos una capital de provincia, por mucha ventaja táctica que pueda conseguir.
No puede pasar desapercibido el factor climatológico, invierno, durísimo invierno, con temperaturas extremadamente bajas que favorecen poco la permanencia de los hombres a la intemperie en refugios medianamente improvisado. Tampoco resultará fácil el movimiento de las Reservas.
Todo se desarrolla, con ligeras modificaciones, de acuerdo al patrón habitual; las fuerzas de la República alcanzan las Zonas de Reunión con éxito, a pesar de que los movimientos de aproximación son detectados por los nacionales y comienzan a mover las escasas reservas locales, la fuerza de ataque infiltra con facilidad, se lanza al ataque con decisión, rompe la línea de defensa, profundiza con facilidad y completa el cerco de la Plaza.
Los nacionales resisten a toda costa, comienzan a llegar las primeras reservas que se estrellan contra la línea exterior establecida por los atacantes; pero las fuerzas encargadas de entrar en Teruel no consiguen eliminar las posiciones defensivas exteriores.
La grandes reservas nacionales están tardando en llegar, la climatología es durísima, pero los defensores resisten y los atacantes no entran en Teruel; la escasa defensa está logrando su propósito: dar tiempo a la llegada de los grande núcleos de reservas. Franco que todavía no tiene claro el alcance de la operación sobre Teruel, ya está moviendo reservas pero todavía mantiene el plan de ataque a Madrid.
Pero ya la ofensiva republicana a perdido empuje, por una parte la línea exterior está resistiendo como puede los ataques de la primeras reservas llegadas y la fuerza de asalto a Teruel no puede romper la resistencia en las posiciones exteriores de la ciudad.
Cuando Franco decide cancelar la operación sobre Madrid y volcar el esfuerzo en el socorro a Teruel, la Batalla ha quedado decidida, las reservas nacionales son muy superiores a las que los republicanos puedan poner en línea. Franco acepta la batalla de desgaste, sabe que la República tendrá muchas dificultades para reponer las grandes unidades que aquí va a perder. Como en tantos otros escenarios.
Ya con el Ejército de Operaciones de Teruel organizado y en acción, las Us republicanas se defenderán con gran tenacidad y retrasarán el avance de los CEs nacionales pero no serán capaces de detenerlos. Se producen las primeras desbandadas, conatos de indisciplina, retirada y castigo de Unidades etc. La desordenada retirada que se produce en la zona de la Muela de Teruel, al sur del Turia, arrastra incluso a la fuerza que cerca los reductos defensivos nacionales dentro de Teruel. Teruel por unas horas queda sin fuerza de la República; los sitiados no llegan a tener conocimiento del hecho. Las Divisiones nacionales llegarán a las cercanías de Teruel, la primera de Navarra hasta el mismo puente de hierro a escasos 400 m del Seminario y de manera que puede parecer sorprendente, ni liberadores ni sitiados son capaces de tomar contacto. Las fuerzas del EPR regresan a Teruel sin oposición. Llega la gran nevada y el frente se congela. La fuerza nacional de socorro se paraliza. La suerte de los sitiados está echada. Y las vicisitudes de muchos de los prisioneros nacionales continuarán hasta los últimos momentos de la Guerra.
Teruel se rinde y Franco ya no tiene prisa para continuar con las operaciones; se reforzará lo necesario y comenzará la reconquista paso a paso, con seguridad. Error de cálculo de Rojo que está convencido de que Teruel ha terminado y vuelve con decisión a su Plan P. Rápidamente deberá cambiar de opinión.
El ataque republicano sobre Singra para cortar las comunicaciones nacionales tendrá el mismo desarrollo, ataque por sorpresa contra una línea escasamente protegida, éxito inicial, llegada de reservas nacionales y repliegue de la fuerza atacante.
La maniobra de ataque seguro nacional se realizará por el norte, se conquistarán las alturas que desde el flanco izquierdo dominan el llano y se llegará hasta el Alfambra; una vez realizado este movimiento y desbordado Teruel por el norte, se variará hacia el sur y se rodeará la ciudad, luego se asaltará. La maniobra del Alfambra será una de las más brillantes de la guerra.
En campo abierto, a pesar de que la resistencia en general es durísima, el ejército republicano no puede oponerse al nacional.
El núcleo urbano de Teruel no será defendido por los republicanos dando lugar a una controvertida acción por parte de Valentín González “El Campesino” que con su DIV 46 tenía a cargo la defensa de la ciudad.
Finalizada la Batalla de Teruel, Franco no volverá a sus planes iniciales sobre Madrid, su objetivo será el Mediterráneo.
Entramos ya en una guerra de CEs y de Ejércitos.
LAS RESPONSABILIDADES POR EL FRACASO DEL SOCORRO DEBIERON DIRIGIRSE MÁS HACIA LOS LIBERADORES QUE HACIA LOS DEFENSORES.