Conseguido el enlace con Granada, la situación de la provincia de Málaga resulta insostenible.
Una vez que Queipo logra mejorar la situación de Córdoba y afianzar el corredor de Granada, sólo queda un factor a subsanar para iniciar la ofensiva sobre Málaga: la carencia de medios.
Esta circunstancia vendrá resuelta de la manera más inesperada: la llegada a Cádiz de los primeros contingentes italianos. Sin entrar en valoraciones sobre la capacidad real de esta Fuerza y en las discrepancias que sobre organización y empleo surgieron al más alto nivel entre españoles e italianos, es indudable que se trataba de algo no visto hasta la fecha en la guerra española,
- Unidades completas,
- perfectamente encuadradas,
- armadas y equipadas
- y con unos medios de apoyo al combate y logísticos desconocidos en nuestra guerra.
- Unidades de carros, aunque se tratase de simples tanquetas con ametralladoras, de blindados, de artillería de todo tipo, con abundante munición, medios de transporte y sanitarios.
Las posibles carencias que tanto se discuten quedarán absolutamente compensadas por la absoluta ausencia de capacidad militar de las Us enemigas a las que van a enfrentarse.
En esta operación el peso del combate será llevado por el contingente italiano, el resultado será excepcional. La actuación de las columnas españolas será escasa, en algunos casos tan floja que hará tomar medidas serias al propio Queipo, y la mayor parte de las veces en apoyo al avance italiano. Este triunfo tan fácil puede dar lugar a un exceso de confianza que resulte fatal frente a enemigo más consistente, se verá pronto en Guadalajara.
Sobre las fuerzas defensoras poco que decir. No existían Us militares, sólo masas de milicianos sin organización y sin disciplina; los esfuerzos que sucesivos mandos designados realizarán para mejorar la situación resultarán inútiles.
En poco más de dos días, las columnas italianas desde el interior y la columna de Borbón por la costa se presentarán a las puertas de Málaga; el pánico, el caos y el desorden se apoderará de todos dará lugar a una evacuación, si se puede llamar así, de la ciudad absolutamente desordenada, civiles y milicianos mezclados, por la única vía de salida, la carretera de Almería, batida por la aviación y la flota nacional. Un auténtico desastre.
Cabe destacar el eficaz apoyo prestado por la flota durante todo el avance de las columnas de la costa, así como por la aviación cuando la situación meteorológica lo permitía.
Es difícil entender las razones de la ausencia tanto de la aviación como de la flota gubernamentales. Que el Gobierno de Valencia, conociendo el desorden reinante en Málaga, no considerase conveniente arriesgar medios críticos, barco y aviones, en algo que consideraban perdido, puede ser la razón real pero no la única. No resultaría coherente con las posteriores depuraciones de responsabilidades que se emprendieron contra los principales mandos militares en el Ministerio de la Guerra.