En los momentos previos a la sublevación militar del 18 de julio de 1936, la organización territorial de las Fuerzas Armadas se basa en las Divisiones Orgánicas, sucesoras de las antiguas Capitanías Generales, denominación desaparecida como consecuencia de las importantes transformaciones llevadas a cabo por la República en el campo militar .
Serán 8 Divisiones Orgánicas y dos Comandancias Militares, Baleares y Canarias, además del “Ejército de África”; dos Bases Navales principales, El Ferrol y Cartagena, y diversas bases aéreas distribuidas a lo largo del territorio nacional.
No se trata de unas Fuerzas Armadas de primera línea mundial en los aspectos de entidad y equipamiento pero sí podemos considerar que disponen de una sólida estructura orgánica. El “Ejercito de África” es otro tema, es una fuerza bien organizada y equipada; pero también bien adiestrada y con una enorme experiencia de combate.
Fracasado el levantamiento militar, España se verá dividida en dos bandos irremediablemente encaminados a una violentísima guerra civil. Toda esta estructura militar desaparecerá, con alguna excepción, en toda la zona leal al Gobierno de la República desde el mismo 18 de julio. Durante toda la guerra, la República llevará a cabo un tremendo esfuerzo para crear un nuevo ejército del pueblo partiendo de cero, no será una tarea fácil y tal vez en ningún momento llegó a conseguirlo.
En el bando sublevado, no sólo se mantuvo la estructura de partida sino que con gran rapidez se llevó a cabo la organización, equipamiento y adiestramiento de nuevas Unidades regulares. El éxito en el traslado a la Península del “Ejército de África” le conferirá una ventaja operativa decisiva.