La maniobra de ruptura de la línea de defensa de Bilbao se basa en el empleo masivo y concentrado de la superioridad de fuegos sobre las posiciones que cierren las direcciones de ruptura.
Los efectos de la artillería y de la aviación serán decisivos, tanto en lo material como en la moral. Se ha mejorado la coordinación de los fuegos con el movimiento de la infantería, se ha aprendido bien la lección de los Inchortas.
Concentrado el esfuerzo de ruptura en un punto, una vez logrado se harán caer las posiciones adyacentes por envolvimiento; el defectuoso despliegue defensivo, con falta de profundidad que permita apoyos mutuos, facilitará esas acciones de envolvimiento; la mayor parte de las posiciones serán tomadas de flanco o retaguardia.
Una vez conseguida la primera ruptura en la línea principal de resistencia, el desmoronamiento de todo el sistema defensivo será inmediato.
Defender una muralla de más de 50 Km, no resulta una misión sencilla.
Ante un atacante que dispone de superior calidad militar en sus Unidades, que posee superioridad en artillería y sobre todo dominio aéreo total, el terreno variado en el que se encuentra la organización defensiva favorece al atacante. En una línea tan amplia no se puede ser fuerte en todo el perímetro, identificado el punto débil, sometido a una preparación contundente de fuegos de artillería y aéreos, el avance de la infantería, sin aviación enemiga ni fuegos precisos que interfieran, tendrá una probabilidad alta de éxito.
En un sistema defensivo lineal, sin profundidad, aunque se hubiera dispuesto de buenas obras de fortificación, una vez rota la línea no hay ninguna dificultad para llevar a cabo envolvimientos con mayor o menor profundidad , de las posiciones colaterales.
En estas condiciones, sólo fuerzas de altísima calidad son capaces de mantenerse en la posición, resistir a toda costa y esperar la reacción de las fuerzas propias. Fuerzas poco preparadas, normalmente, iniciaran el repliegue con mayor o menor orden para evitar el “copo”.
En el caso que nos ocupa, la mayor parte de las posiciones no tuvieron oportunidad de defensa. En cualquier caso, la defensa de las posiciones donde el CE vasco pudo hacerlo, fue encarnizada.
Si verdaderamente hubiera existido una voluntad firme de defensa, la última línea se hubiera organizado en el perímetro de la ciudad; no parece que hubieran existido planes en esa dirección.
Las Unidades del CE vasco no estaban preparadas para un combate sostenido, carecían de instrucción, mandos en todos los niveles, cohesión, etc. En esta situación la ausencia de aviación republicana en el campo de batalla fue otro factor decisivo. Posiblemente el resultado hubiera sido parecido pero la desmoralización y el desmoronamiento no hubiera sido tan rápido.
Otros puntos críticos negativos en el bando republicano que afectaron a la marcha de las operaciones militares fueron la falta de unidad de mando, factor esencial en cualquier acción militar, y las desavenencias y desconfianza a nivel político.