Los centros de gravedad de la guerra están desplazados al Centro y Norte.
Para el Gobierno de la República Madrid es el punto crítico a defender a toda costa, el resto de TOs son secundarios.
Franco a estas alturas ya ha abandonado la idea de ocupar Madrid de manera directa, aunque mantiene otras aproximaciones sobre la capital, su esfuerzo principal está en el Frente del Norte; Andalucía es clave por su consideración como Base logística y punto de entrada de todo tipo de recursos, entre ellos nuevas Us y reemplazos procedentes de África. Pero no dispone de recursos para reforzar Andalucía.
Queipo sabe que solo puede contar con lo que tiene. La economía de medios será el principal condicionante de cualquier operación que emprenda, o en cualquier situación que deba afrontar.
Los medios disponibles en ambos bandos son inadecuados. De buena calidad pero escasos en nacional. Más numerosos pero de escasa calidad y ausentes de organización militar en el del Gobierno.
La vía de aproximación nacional sobre Madrid siguiendo la nacional Madrid-Sevilla ha sido ya abandonada. El Gobierno mantiene la presión sobre Córdoba y la situación de esta ciudad es crítica. Queipo precisa afianzar este sector del frente alejando la LCON de la ciudad. El terreno no es difícil, las Us de las que dispone son superiores en calidad a las contrarias . Queipo decide emprender esta operación antes de que el contrario se refuerce y mejore su organización y capacidad militar.
La ejecución de la operación mostrará lo ya conocido. Las fuerzas nacionales disponibles son escasas, sin apenas reservas. La fuerza contraria, aunque se empeña con fiereza en algunos puntos, es incapaz de soportar un ataque realizado por Us militares.
La ausencia de la aviación del gobierno es un punto difícil de entender. La acción sin oposición de la escasa aviación nacional tendrá efectos decisivos, sobre todo morales.
El general Martínez Monje conoce perfectamente la situación de sus fuerzas, sabe que no disponen ni de instrucción militar ni de mandos subordinados, la logística es sumamente precaria; poco puede hacer. Pero queda la duda sobre la impresión de los altos mandos en el Ministerio, Martínez Cabrera y Casado. La impresión sobre el enemigo es correcta. El enemigo dispone de escasas y débiles columnas, bien manejadas pero que no suponen una amenaza en cuanto a la capacidad de realización de operaciones en profundidad y sostenidas. Pero ¿tiene una impresión correcta de la capacidad de la fuerzas propias? Probablemente sí pero aceptan la situación.
Si Martínez Cabrera y su EM tuvieran la más mínima confianza en sus fuerzas, una vez descartado el avance del ejercito de África a través de la Nacional a Madrid, se habría volcado el esfuerzo en cortar el entrante de Granada. Así habría tenido una oportunidad de salvar Málaga.
Ahora, asegurada Córdoba y afianzada Granada, será Málaga la que se encuentre en una situación insostenible.
Tal vez Málaga ya había sido dada por perdida. Martínez Cabrera, su EM y todos los altos Mandos de la República conocen perfectamente el estado de sus fuerzas.
Esta situación, de una manera u otra, se mantendrá durante toda la guerra.