IMPRESIÓN PERSONAL.
En esta fase inicial de la guerra no existen frentes. La separación entre zonas es artificial y consecuencia del bando dominante en cada capital de provincia. Las capitales se encuentran más o menos afianzadas pero el “campo” es una incógnita. En ambos bandos se llevarán a cabo acciones encaminadas a asegurar el dominio, en primer lugar en los pueblos principales y conforme los medios lo permitan en todo el territorio.
La zona Avila-Cáceres refleja la situación descrita, control de las capitales por el bando sublevado y gran dispersión en el campo.
Desde el punto de vista militar ninguno de los bandos ha concedido demasiada importancia a esta zona o al menos no incluida como principal entre las operaciones en curso. Las guarniciones eran escasas, únicamente un regimiento de infantería en Cáceres y un batallón de ametralladoras en Plasencia merecen mencionarse. Avila carecía de fuerza militar, sólo contaba con una fuerza reducida de la guardia civil.
Pero la situación geográfica del territorio era clave. El dominio por parte del Gobierno de esta zona hubiera permitido por una parte envolver a las fuerzas nacionales defensoras del Puerto de Guadarrama y por otra una peligrosísima amenaza sobre el flanco de las fuerzas que avanzaban sobre Madrid desde el sur.
La zona no presenta frentes, ni siquiera líneas discontinuas, alguna fuerza en Avila capital y grupos de civiles armado en algunas poblaciones, ante los movimientos del Gobierno pronto comenzará a llegar alguna fuerza desde Cáceres, Salamanca y Valladolid; la columna Mangada intenta controlar el terreno y ante la ausencia de oposición llega hasta Villacastín cortando la carretera nacional y amenazando la retaguardia de los defensores del Puerto sin que llegase a materializar ningún esfuerzo serio de avance sobre el puerto, escasamente llegó a rebasar El Espinar y desde allí, dejando una pequeña guarnición se retira sobre Madrid; la fuerza en El Espinar es fácilmente desalojada por dos compañías falangistas. La fuerza del TCOL Mangada compuesta en su mayoría por milicias, aunque numerosa, carecía de organización, preparación militar y apoyo logístico, por lo que su acción no podía ser muy contundente; su organización como típica columna del XIX se limitó, en sus primeros momentos, a la correría sin ningún tipo de actuación seria.
Llama la atención la falta de al menos una línea de vigilancia por parte nacional a lo lago de la carretera nacional, proporcionando una ligera cobertura a un flanco tan sensible; esta primera incursión de Mangada y otra posterior desde la Zona de Cabeza Lijar sobre San Rafael, narrada por Tagüeña, pudieran haber hecho cambiar el curso de los acontecimientos si se hubieran ejecutado con decisión y por fuerzas capacitadas.
El ataque de la Columna Doval sobre las fuerzas de Mangada en defensiva en Navalperal es otro ejemplo de falta de preparación en ambos bandos; el ataque se produce de manera muy improvisada y es desarticulado con rapidez pero la fuerza defensora, numerosa, es incapaz de aprovechar el éxito obtenido y deja escapar en paz a los atacantes.
Las acciones de las columnas Cebrian sobre Navalperal y del Coronel Zaldivar sobre Peguerinos, nos muestran la escasa capacidad operativa de las unidades nacionales en esos momentos.
En el campo contrario la situación no es mejor como ya se ha dicho y serán incapaces de hacer frente a las acciones más consistentes llevadas a cabo por los nacionales para afianzar el flanco de El Espinar, 15SEP, y de Ávila, en el Pto de el Boquerón, 25SEP.
Al Oeste de la carretera de La Coruña, con su punto crítico del Alto del León, se extienden las provincias de Ávila y Salamanca, fuera de los ejes de avance sobre Madrid. En los planes de Mola no se tienen en cuenta.
Más al Sur está la de Cáceres, ya en el Tajo, pero muy alejada de Madrid. Salvo Ávila, estas provincias junto con Zamora, cuentan con regimientos algo muy importante en aquellos primeros momentos. Pueden proporcionar efectivos para luchar en la Sierra, para neutralizar las fuerzas adversarias de Badajoz y para cubrir un extenso boquete muy peligroso.
Ávila podía ser alcanzada a través de numerosos caminos y también la parte occidental de la provincia de Segovia, a través de la cual se podía envolver las posiciones nacionales del Alto del León, lo que provocaría un derrumbamiento de aquel frente, vital en los primeros tiempos de la guerra. Fuerzas para ello existían.
Cáceres se encontraba más segura, la fuerza principal de Badajoz, único punto desde donde podía partir un ataque, se había trasladado a Madrid en los primeros de la sublevación.
Fuerzas y situación inicial
- En Ávila, guarnición mínima, entre el Colegio Preparatorio Militar, la Guardia Civil y la de Seguridad apenas rebasaba los cien hombres contando con los mandos. Situación muy precaria y fácilmente alcanzable desde Madrid.
- Cáceres, mucho más alejada de la capital de España, amenazada desde Badajoz pero con la retaguardia cubierta por Salamanca. Guarnición más poderosa, Regimiento de Infantería de Argel, Cáceres, y un batallón de Ametralladoras en Plasencia. Con las fuerzas de Orden Público arrojaban un total de algo más de 500 hombres.
En las dos capitales se declaró el 19 de julio el estado de guerra sin incidentes. Pronto se pone de manifiesto la precaria situación de Ávila.
Segovia unida a la suerte de Guadarrama e incluso de Somosierra.
Si las fuerzas sublevadas mantienen esos sectores, Segovia se mantendría de su parte.
También existía el riesgo de desbordamiento de la defensa del Alto del León por el Oeste, ya en los límites con Ávila.
Avila aparece defendida por la sierra de Malagón, prolongación de Guadarrama hacia el Oeste, y la de la Paramera.
La primera sólo cuenta con la carretera secundaria de Cebreros a Aldeavieja, con el puerto de Malagón, de 1.480 metros. Aldeavieja está situada en la general de Villacastín, punto crítico desde donde se podría atacar por la retaguardia todo el frente del Guadarrama.
La sierra de la Paramera cruzada por tres carreteras que llevan a Avila desde el Sur y conducen a Cebreros, El Tiemblo y Burgohondo.
La carretera de Ávila a Cebreros, con los puertos del Boquerón, de 1.323 metros, y Arrebatacapas de 1.212 metros, es la más importante para las operaciones que se van a producir.
Aparece el valle del Alberche, la sierra de Gredos, y en su ladera Sur la comarca de Arenas de San Pedro, ya en el valle del Tiétar.
Para llegar desde Ávila a la comarca de Arenas de San Pedro, había que cruzar los duros puertos de Menga (1.566 metros), entre la sierra de la Paramera y la Serrota, al Oeste de aquélla, y el del Pico ( 1.352 metros), en la propia sierra de Gredos. Había otras rutas por carreteras secundarias y de peor trazado y recorrido, también con sus puertos muy difíciles (puerto de Serranillas, 1.575 metros, o puerto de Mijares, 1.570).
En Avila ha triunfado la sublevación. Apenas existe guarnición militar en la ciudad. Una Cía de ametralladoras del Bon de Plasencia llega a Ávila en las primeras horas del 21, inmediatamente recibirá orden de trasladarse al Alto del León. Ávila quedará con su reducida guarnición y alguna fuerza de la guardia civil.
Como en el resto de España se viven momentos de gran confusión, en los pueblos, leales y sublevados luchan como pueden para hacerse cargo con el control. La situación es muy inestable, el dominio en los diferentes puntos cambia frecuentemente de mano y se desconoce la situación real fuera de la ciudad en general.
La Columna Mangada
El teniente coronel don Julio Mangada ha jugado un papel importante en el aplastamiento de la rebelión militar en Madrid.
Forma una Columna
- algunos núcleos de la Guardia Civil
- una compañía de guardias de Asalto llegada de Badajoz
- el batallón de Milicias número 1, ó «Asturias»,
- otros grupos de milicianos.
El día 22 Mangada parte con su columna en apoyo de Navalperal. Llega a Cebreros.
El día 23, ataca Navalperal, defendido por vecinos y guardias del puesto de Navas del Marqués.
Al amanecer del día 24, Mangada ha sofocado la sublevación.
Controlado Navas del Marqués, la Columna Mangada cruza el puerto del Malagón y alcanza Aldeavieja. Desde allí llega a Villacastín sin oposición. Organiza dos destacamentos:
- uno por la carretera de La Coruña, en dirección a Arévalo
- otro por la carretera de Madrid, dirección San Rafael.
El primero se enfrenta en el pueblo de Labajos con una pequeña fuerza falangista, al mando de Onésimo Redondo. En la escaramuza muere Redondo pero se hace retroceder a las fuerzas de Mangada.
El otro destacamento libre de enemigo pudo amenazar la retaguardia de las defensas del Alto del León. Mangada decide no continuar, se traslada a El Espinar y regresa a Madrid.
El 25, una fuerza de falangistas, una o dos centurias, al mando de José Antonio Girón, sale de San Rafael. Rodean el Espinar y se enfrentan a un destacamento de seguridad dejado por Mangada. Se combate fuerte; finalmente el destacamento de Mangada debe replegarse dejando una decena de muertos y algunos prisioneros. Los falangistas sufrieron tres muertos y varios heridos.
El mismo día 25 el grueso de la Columna Mangada se encuentra ya en Madrid, donde fue recibida con honores.
Nos encontramos con un terreno muy complicado, aislado y compartimentado por un lado, por otro con la escasez de fuerzas en ambos bandos. Los sublevados simplemente no disponen de fuerzas y en el otro lado el Gobierno está intentando controlar el desorden que impera en la zona leal.
En Madrid, la Columna Mangada se ha reforzado de manera importante con
- un batallón del Regimiento de Infantería Wad-Ras, comandante don Luis Noé
- otro batallón de Milicias
- dos baterías.
Pronto le llegarán más batallones milicianos y siete compañías de la Guardia Civil, con lo que sus efectivos alcanzarían los 6.000 hombres; fuerza verdaderamente importante en aquellos días.
El 27, Mangada recupera sin resistencia Navalperal y Las Navas. Recorre luego la comarca de Arenas de San Pedro sin ocupar esta localidad y se extiende hasta el puerto del Pico.
En el bando nacional, también comienza cierto movimiento de Unidades que se van organizando en la 7ª División Orgánica.
El 27 llega a Villacastín de camino hacia el Alto un batallón del Regimiento zamorano de Toledo; sale también de Salamanca un batallón de La Victoria, que queda en Ávila de guarnición.
El 28 parte de Ávila una columna de 120 guardias civiles, de Asalto y voluntarios, con la misión de llevar a cabo una expedición de castigo por las localidades de Barraco, El Tiemblo y Cebreros. Chocan Unidades de la Columna Mangada en Navalperal y se deberán replegar sobre Ávila.
El 29, 40 guardias civiles, soldados del Colegio Militar y voluntarios trataron de llegar a Arenas de San Pedro; también encuentran fuerzas de Mangada y son obligados a retroceder. Arenas queda bajo control de Mangada.
El 30, desde Salamanca llegaba a Villacastín un grupo de escuadrones de Calatrava, al mando del comandante Merlo, y el 31, a Ávila, 250 soldados y falangistas, al mando del comandante Villar.
Las actuaciones en ambos bandos en este escenario, de momento, se limitan a meras acciones de control del territorio. No hay frentes, ni líneas, ni operación militar de entidad.
La Columna Doval parte el 30 de julio de Salamanca y llega el mismo día a Avila.
Está al mando del comandante don Lisardo Doval y compuesta por
- fuerzas imprecisas de la Guardia Civil
- una sección de ametralladoras
- una sección de Artillería de Montaña
- masa de voluntarios
Sobre 800 hombres en total.
A las diez de la noche del mismo día marcha en camiones a Aldeavieja y de aquí se dirigen a Navalperal.
Sobre las cuatro horas del día 1 de agosto, a unos siete kilómetros de Navalperal se echa pie a tierra y se inicia la marcha a pie.
Las fuerzas de Mangada se encuentran en Navalperal y ocupan posiciones defensivas. La columna nacional recibe fuego de fusilería, armas automáticas y morteros a la vez que queda amenazada de envolvimiento. Entre los voluntarios cunde el pánico.
Doval ordena la retirada, que se lleva a cabo sin presión enemiga. Se han sufrido 45 bajas.
Improvisación y falta de preparación.
Se mantiene un escenario confuso con acciones por parte de fuerzas de escasa entidad y débil organización.
El repliegue de la Columna Doval permite que fuerzas de Mangada se extiendan por El Espinar y comarca.
El 1 de agosto un grupo de Caballería de Farnesio, al mando del capitán don Manuel Jurado, en combinación con las fuerzas de Caballería de Calatrava, de Merlo, y de voluntarios situados en el santuario del Cristo del Caloco, desalojan a las fuerzas enemigas en esta zona crítica de El Espinar.
El mismo día 1 sale de Ávila una compañía de voluntarios en dirección a El Espinar, queda detenida ante Aldeavieja, ocupada por fuerzas superiores. A Ávila llega un batallón del Regimiento de Toledo y voluntarios de Zamora.
Conforme puede verse la situación general era muy peligrosa. Sigue sin haber frentes, Mangada ha sido desalojado de El espinar pero se mantiene en Aldeavieja, punto más a retaguardia de lo que ya puede empezar a considerase zona nacional.
El día 2 fuerzas de Mangada se apoderan de nuevo de El Espinar. Esta vez será desalojada por una centuria de Falange al mando del capitán Ortiz. En esta ocasión se mantendrá una guarnición en la localidad.
Por parte nacional se mantienen acciones ejecutadas por fuerzas de escasa entidad, prácticamente guardia civil con apoyo de voluntarios, con finalidad de vigilancia y control del territorio.
Por parte del Gobierno tampoco se llevan a cabo operaciones militares planeadas y organizadas; se limitan a vigilancia y hostigamiento de puntos vulnerables.
El 6 de agosto es atacado el pueblo de Madrigal de la Vera por una masa de milicianos. El ataque se contiene inicialmente por 43 guardias civiles y algunos voluntarios de la localidad. Posteriormente se rechaza con el apoyo de parte del Bon de ametralladoras de Plasencia.
Encontramos una situación similar a la existente en Ávila. En Cáceres ha triunfado la sublevación pero en el resto del territorio existe incertidumbre y mucha confusión. No hay líneas, no hay frentes, se ocupan poblaciones y se abandonan ante la reacción contraria; fuera de la capital y de los grandes núcleos de población, el campo es “zona de nadie”.
La guarnición de Cáceres es superior a la de Ávila; no obstante, los medios son escasos y no permiten la ocupación permanente todo el territorio ni la organización de fuertes columnas operativas.
En el lado del Gobierno, las acciones se materializan por grupos de civiles mejor o peor armados, en algunos casos de entidad importante.
El empleo desde Cáceres de Unidades regulares, con guardia civil y voluntarios civiles bien encuadrados, permite al bando sublevado imponerse con cierta facilidad a los improvisados grupos de civiles a los que se enfrentan.
Acciones más relevantes.
- El 28JUL, se organiza en Cáceres una Columna motorizada, al mando del coronel don Manuel Álvarez Díaz, formada por un batallón de Argel, guardias civiles y voluntarios. Esta Columna someterá a los grupos de civiles armados que defienden San Vicente de Alcántara (Badajoz), tras fuerte resistencia. Alcanzará Valencia de Alcántara.
- El 30, desde Cáceres una columna formada por una compañía y una sección de ametralladoras de Argel, con voluntarios, marcha hasta Navalmoral de la Mata, desalojando al grupos de milicianos procedentes de la provincia de Toledo, que se habían hecho fuertes en la población.
- El 3 de agosto, un columna de milicianos de cierta entidad, unos 2.000 hombres, ataca Logrosán, Zorita y Miajadas, cercando este último pueblo, y ocupa los de Villamesías y Puerto de Santa Cruz. Desde Cáceres se envía una columna; trás duro enfrentamiento se restablece la situación anterior.
- El 9 fuerzas de Cáceres llegan hasta Carmonita (Badajoz)
- Se refuerza Madrigal de la Vera (zona Arenas de San Pedro) con una compañía y una sección de Argel
Mangada ha dividido a su Columna en cuatro Agrupaciones, con cabeceras en
- Navalperal, defendido por los batallones «Aida Lafuente», «Pueblo Nuevo-Ventas>>, «Fermín Galán» y «Capitán Condés>>, una compañía de Ingenieros, otra de Ametralladoras, una sección de morteros, una batería mixta, con piezas de 75 y 105, un tren blindado y cinco blindados de asalto
- Navas del Marqués, batallón «Largo Caballero» y algunas milicias locales
- San Bartolomé de Pinares, los batallones «Asturias» y «Sargento Vázquez», más uno de Infantería mandado por el comandante don Luis Noé, con otra batería, también con piezas de 75 y 105 y una sección de morteros
- Burgohondo, el batallón «Cataluña» y una compañía del batallón «Capitán Condés»
En reserva dos compañías de la Guardia Civil
Sus efectivos son ya considerables, sobre los 5.300 hombres.
El 19 de agosto, intento de relativa envergadura para ocupar Navalperal.
Columna al mando del coronel don Arturo Cebrián, compuesta por
- cuatro compañías de Infantería
- dos escuadrones
- grupos de voluntarios
- una batería
La fuerza ocupa la base de partida a unos tres o cuatro kilómetros del pueblo. Inmediatamente sufre continuos ataques aéreos. Falla la munición de artillería. Herido el coronel y parte de la oficialidad y personal de la batería, la fuerza entra en pánico y se retira en desorden sobre Aldeavieja, perseguida por cinco camiones blindados y el fuego de los aviones.
El coronel Serrador, convaleciente en Avila, acude a Aldeavieja y consigue reorganizar los grupos dispersos y establece una línea de defensa en la zona de la Cruz de Hierro.
Para afianzar la posición llegan unidades de Caballería desde Villacastín y Ávila y falangistas desde la capital, y posteriormente una batería de Medina del Campo.
La lucha en torno al Puerto de Guadarrama disminuye lo largo del mes de agosto, hasta convertirse en un Sector prácticamente estabilizado.
Sin embargo, la seguridad del flanco derecho nacional era precaria mientras no se dominasen las alturas al oeste de la divisoria.
La más cercana al Alto era la de Cabeza Lijar, base de toda clase de ataques y excelente observatorio artillero, ya que sólo distaba del Alto, en línea recta, tres kilómetros, teniendo una cota de 1.824 metros sobre los 1.511 de aquél.
Hasta el día 6 de septiembre los partes nacionales hablan de fuerte actividad artillera desde Cabeza Lijar y de intentos de infiltración enemiga en esa zona.
Pero la debilidad dl flancos se extiende más a retaguardia. El pueblo de El Espinar se encontraba bajo una serie de alturas dominantes, de las cuales Cabeza Renales, a tres kilómetros y medio en línea recta, era la más destacada.
Mangada, con fuerzas ya de entidad importante, no intentó romper es débil flanco para envolver con facilidad las defensas nacionales en el Alto del León.
La principal base de operaciones de las fuerzas de la República en este sector era El Escorial.
Desde estas alturas hasta las proximidades del Alto del León era posible el envolvimiento del frente, operando sobre El Espinar y Aldeavieja. Ya se había intentado.
El mando nacional es consciente de esta amenaza pero se ha visto obligado a empeñar todas sus fuerzas en la defensa del Alto. En la segunda quincena de agosto se estabiliza este sector y se decide fortalecer ese flanco.
Desde el inicio de la contienda en la zona de El Escorial operaba la Columna Sabio, compuesta inicialmente de varias compañías de Aviación y carabineros. Su misión se limitándose a cubrir la línea entre las fuerzas de Mangada y las del Alto del León.
En la segunda quincena de agosto el comandante don Fernando Sabio pasa el valle del Tajo; se hará cargo de sus misiones la Columna Rubio, mandada por el teniente coronel don Niceto Rubio; lo más probable es que se tratase un mero relevo mando, continuando la misma fuerza.
A finales de agosto, Saliquet ordena al coronel don Pablo Martínez Zaldívar ocupar el pueblo de Peguerinos, desde donde se puede operar sobre El Escorial o sobre Las Navas del Marqués. Es una maniobra audaz y con mucho riesgo.
Fuerza asignada
- el batallón de San Quintín, desde el inicio en el Alto del León
- el Grupo de Zapadores de la 7ª División.
Se llevará a cabo mediante una infiltración.
El día 30 se inicia la maniobra. Las vanguardias son batidas duramente por fuego contrario y la fuerza retrocede en desorden. La operación fracasa.
Relato de Tagüeña que podría corresponder con esta operación aunque la fecha no coincide. Es interesante porque muestra la confusión organizativa reinante en ambos bandos:
El día 19 de agosto nos despertó al amanecer la metralla de las granadas que estallaban muy arriba por encima de nuestro campamento. No nos hicieron casi ningún daño, todos nos pusimos sobre las armas.
Estaban atacando nuestras posiciones de la Gargantilla junto a Cueva Valiente, y pronto salieron varias compañías con Fernando de Rosa a la cabeza para socorrerlas.
Como no había un frente continuo mientras subíamos por uno de los barrancos, una columna enemiga bajaba por otro, llegaba a las Navazuelas, cruzaba unos disparos y retrocedía de nuevo sin detenerse para volver a San Rafael.
Varias horas tardamos en enterarnos de que el enemigo había desaparecido; sólo a la mañana siguiente nuestras fuerzas dejaron de tirotearse por error unas a otras y volvimos a establecer nuestras posiciones, reforzándolas.
En aquel combate, estuvo a punto de terminar mi carrera militar. Me había retrasado algo del grupo de socorro y de repente me encontré acompañado sólo de dos milicianos, en medio de mucha gente que subía monte arriba. Pasaban corriendo a mi lado sin mirarme ni contestar a mis preguntas y yo al principio no sabía quiénes eran, vestían igual que nosotros, con trajes azules de obrero y piezas de uniforme militar, pero algunos llevaban cascos y uno me dijo que eran de “la 1ª del 2º”. Esto me indicó que eran enemigos. Nos parapetamos y empezamos a disparar, ninguno de los que huían nos contestó, ni volvieron siquiera la cabeza, sólo apretaron la marcha, tirando mochilas, fusiles, morteros y todo lo que les estorbaba. Si alguno de ellos hubiera reparado en que sólo éramos tres hombres, hubieran dado fácilmente cuenta de nosotros”.
Recuperadas tropas y moral, el coronel Serrador proyecta una nueva operación, esta vez para afianzar la defensa de El Espinar.
Misión. Ocupar todas las alturas que dominaban El Espinar, particularmente la loma Mata de San Blas y el vértice Cabeza Renales.
Medios.
- El batallón de San Quintín, comandante don Eusebio Valle
- Un tabor de Larache, comandante don Leonardo Ropero
- Fuerzas de Falange
- Una batería de Montaña
- Tropas de Ingenieros
Se contará con el apoyo de la Columna Nevado.
La operación se ejecuta el 10 de septiembre, con éxito. Se ocupan primero las lomas de la izquierda y luego Cabeza Renales, extendiéndose las fuerzas hasta el pequeño puerto que forman un cruce de caminos.
Para completar la mejora del flanco derecho del Alto del León, se precisa, con la mayor rapidez, una segunda operación para ocupar Cabeza Lijar y Cueva Valiente, vértices de 1.824 y 1.902 metros, respectivamente.
Mando. Cte Valle
Medios.
- El batallón de San Quintín, comandante don Rafael López Delgado
- Una Centuria de Falange
- Una compañía de Acción Popular
La acción se llevó a cabo el día 15 de septiembre.
Las unidades maniobraron bien. Protegidas y apoyadas por el fuego de la Columna Nevado y desde Cabeza Renales, la fuerza se asalto asciende a las dos cotas, ocupándolas y poniéndolas en condiciones de defensa.
Entre los defensores muertos figura el comandante de milicias italiano, Fernando de la Rosa, jefe del batallón «Octubre ».
En el diario de operaciones de la 7ª División se reconocen las siguientes bajas propias:
«Bajas conocidas: oficiales, dos muertos y cuatro heridos; tropa, 12 muertos y 29 heridos; paisanos, un muerto, 41 heridos.»
A partir de este día 15 de septiembre el Alto del León queda firmemente protegido.
El 14 de septiembre, el coronel Serrador es designado Gobernador Militar de Ávila y jefe de todas las Columnas que operan en la provincia.
La principal vía de acceso a Ávila desde Madrid es la carretera de Cebreros, que cruza la unión de las sierras de Malagón y Paramera por el puerto de Boquerón, de 1.304 metros de altitud y situado a sólo 12 kilómetros de Ávila.
La situación operativa reinante en las fuerzas de Madrid no había permitido explotar debidamente esa vulnerabilidad en la defensa de Ávila.
Tampoco la fuerza a disposición del Mando en Ávila había permitido la constitución de una defensa firme.
La máquina organizativa nacional va poco a poco poniendo a disposición nuevas Unidades que permiten el planeamiento de nuevas operaciones.
Una de ellas será la ocupación y organización defensiva del Puerto de Boquerón. El 23 de septiembre se constituye en Ávila una Columna de operaciones.
Mando. Comandante don Leonardo Ropero
Medios.
Tabor de Larache, de Ropero
Una compañía de guardias de Asalto
Una compañía del Regimiento de La Victoria
Treinta requetés
Un grupo de guardias civiles.
Ropero resulta herido en el inicio del avance, toma el mando el comandante don Jesús López Lapuente.
Tras fuerte combate se ocupa el Puerto y se persigue al enemigo, que se retira hacia la estación de Navalgrande y al pueblo de Santa Cruz de Pinares.
A las once de la noche, después de fortificarse la Columna en sus posiciones, es relevada por otra al mando del teniente coronel don Oscar Nevado.
El 25 se continúa con las operaciones. Sale de Ávila una Columna al mando del comandante López Lapuente
- Compañías de La Victoria y de Asalto, que habían operado el día 23
- Una centuria de Falange
- Algunos guardias civiles.
A las 1000H la columna ocupa Santa Cruz de Pinares sin encontrar apenas resistencia.
El mismo día 25, la Columna Nevado, situada en el puerto del Boquerón, y la mandada por el comandante don Julián Velao intentan ocupar el pueblo de San Bartolomé de Pinares. Lo lograrán el 26, debiendo vencer una fuerte resistencia.
La Columna Velao estaba compuesta por
- Un batallón «Gallego»
- Otro de Mérida
- Dos centurias de Falange
- Una batería de Montaña
Más tarde se refuerza con una compañía de La Victoria y fuerza de San Quintín.
También se había ocupado el pueblo de El Herradón.
Afianzado el flanco derecho del Alto del León y cerrado el acceso a Ávila y a la CN-VI desde el Boquerón, el frente nacional en el sector queda sólidamente asegurado. Las fuerzas de defensa de Madrid han perdido una ocasión que no se volverá a presentar.
Las Columnas expedicionarias de Marruecos están avanzando, el 14 de agosto han entrado en Badajoz y el día 17 saltan desde el valle del Guadiana al del Tajo.
La provincia de Cáceres queda asegurada para los nacionales, sobre todo cuando el día 22 se ocupan Guadalupe y el 3 de septiembre Talavera de la Reina.
El 10 de agosto enlazan al norte de Mérida las tropas expedicionarias marroquíes con las del Ejército del Norte y el 8 de septiembre en la zona de Arenas de San Pedro. También la comarca de Arenas queda definitivamente en poder de las fuerzas nacionales.