1 Los primeros momentos: 3. Combates en el SCT de Guadarrama (20 de julio a 15 de septiembre)

Centro Geográfico del EA. Vuelo USA 1946

 

Obra derivada de Mapas Generales IGN

La sierra de Guadarrama, con relación a la de Somosierra, presenta características muy diferentes. Más peligrosas o más favorables, según el punto de vista de atacante o defensor.

Su distancia a la capital de España era menor, tanto desde el Puerto de Guadarrama o Alto del León como desde el Puerto de Navacerrada, algo más de 60; prácticamente la mitad que desde Somosierra.

Guadarrama es mucho más conocido entre los madrileños que Somosierra, allí se encuentran El Escorial, Los Molinos o Cercedilla. La presión moral que sobre la población puede ejercer el dominio de Guadarrama es mucho mayor que el que se pueda ejercer desde Somosierra, muy poco conocido.

En el Sector de Somosierra sólo se dispone de una carretera, la general de Burgos, mientras que en Guadarrama existen dos, muy conocidas y frecuentadas:

  • La de La Coruña, por Villalba, Guadarrama y San Rafael, que cruza la divisoria por el Alto del León (1.511 metros de altitud)
  • La que desde Villalba pasa por La Granja y lleva a Segovia, pasando la cordillera por el puerto de Navacerrada (1.860 metros)

En Somosierra sólo existe un ferrocarril en construcción, mientras que en Guadarrama se encuentran en funcionamiento el de Madrid a Segovia y Medina del Campo.

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Topográficamente el terreno que se presenta es más difícil, complicado y revuelto que en Somosierra.

La divisoria que separa las provincias de Madrid y Segovia está definida, a grandes rasgos, por las alturas de Abantos, Cueva Valiente, Cabeza Lijar, Peña del Cuervo, La Peñota, Siete Picos y Peñalara.

Entre esas elevaciones se encuentran diversos pasos: puerto de Cuelgamuros, Alto del León, puertos de la Fuenfría, de Navacerrada, del Paular o los Cotos y del Reventón, la mayoría de los cuales no son adecuados para su empleo militar.

El acceso al Alto del León desde San Rafael apare duro, largo, lleno de curvas y con elevaciones laterales dominantes.

El acceso desde Madrid es mucho más despejado, sin apenas obstáculos intermedios, lo que proporciona buena observación y campos de tiro. Si se domina el puerto, el acceso desde el Este resultará muy difícil. Sólo desde las alturas a los flancos se puede intentar dominar y conquistar.

Apoderarse del Puerto de Navacerrada resulta mucho más complicado desde sus dos vertientes, desde Segovia o desde Madrid. La zona boscosa y montañosa de la cordillera tiene en esta parte una profundidad de unos 30 kilómetros (altura de Collado Mediano a La Granja). Una ramificación iniciada entre los puertos de Navacerrada y Los Cotos, forma una segunda línea de alturas defensora de la capital de España, que termina en La Cabrera, ya en la carretera de Madrid a Burgos.

La lucha en este sector será más dura que en Somosierra.

Ambos bandos volcarán su esfuerzo en el Alto del León, limitándose en la zona de Navacerrada a mantener una zona estabilizada. El Gobierno mantendrá en su poder la divisoria y los nacionales se mantendrán en una línea más desfavorable.

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Escaramuzas protagonizadas por un grupos de civiles armados favorables al Gobierno que se dirigen hacia Segovia y otro grupo de guardias civiles y alumnos de la academia de Artillería de Segovia que se mueven hacia El Alto del León.

Hay enfrentamiento a tiros, con  muertos y heridos en ambos bandos. Guardias y alumnos quedan al final del día en una casa cercana al El Espinar en espera de refuerzos procedentes de Segovia. Al día siguiente, incorporadas otras fuerzas, llegarán a El Espinar.

 

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La Columna estaba al mando del coronel don Enrique del Castillo, Jefe del Regimiento de Ferrocarriles número l.

Los primeros efectivos de la Columna se estima que debieron salir de la capital en la madrugada del día 21.

La formaban

  • dos compañías de los Regimientos de Ferrocarriles, al mando del teniente coronel don Domingo Moriones
  • dos compañías de la Guardia Civil, con el comandante don Alfredo Semprún
  • dos compañías de Asalto, con el comandante don Ricardo Burillo
  • seis baterías de artillería, al mando del teniente coronel don Gaspar Morales
  • un numerosos grupo de milicianos

El enlace con el Ministerio era el comandante don Fernando Arniches
Estas fuerzas llegando a Villalba escalonadamente. Al atardecer del día 21 se celebra una reunión en la que intervienen el coronel Castillo, los tenientes coroneles Moriones y don Fernando Redondo, el comandante Burrillo, algunos oficiales y varios jefes de milicias.

Se decide que

  • Castillo marche al Alto del León, con sus compañías de Ingenieros
  • Burillo al puerto de Navacerrada, con sus guardias de Asalto
  • El teniente coronel Redondo quede como jefe de Estado Mayor

Al amanecer del día 22 los dos puertos están ya ocupados, no había enemigo.

En el de Guadarrama quedaron dos compañías de Ferrocarriles y numerosos milicianos.

Al puerto de Navacerrada habían marchado el grupo de Asalto del comandante Burillo y además el batallón socialista de milicias “Octubre”, al mando del capitán don Arturo González Gil; en este batallón se encuentran Manuel Tagüeña y milicias comunistas, probablemente del “5º Regimiento”, con Juan Modesto y Félix Bárzana al frente.

 

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Los incidentes ocurridos el día anterior en la zona San Rafael- El Espinar, alertan al mando de la 7ª División que decide la ocupación inmediata por las fuerzas disponibles más cercanas del Alto del León y de Navacerrada. No se puede esperar a la columna que se está organizando en Valladolid.

Segovia se encuentra muy cerca y cuenta con alguna fuerza aunque muy reducida, Regimiento de Artillería, la Academia y una pequeña fuerza de Orden Público. A ellas se une el 21, el Regimiento de Transmisiones de El Pardo.

Dada la urgencia, estas serán las fuerzas que intenten llegar a los puertos. Se ordena que en esa misma fecha salgan

  • Hacia el Alto del León al mando del capitán don Enrique Guiloche con una compañía de Transmisiones, una sección de la Guardia Civil, una Sc de artillería con dos piezas y una Sc de Artillería con ametralladoras
  • Hacia el puerto de Navacerrada, una compañía de Transmisiones al mando del capitán don Antonio Olivé.

El Cap Olivé, al llegar a La Granja, encuentra resistencia por parte de un grupo de carabineros y paisanos; con apoyo de la Guardia Civil local debe reducir esa resistencia. Llega la noche y no puede continuar la marcha sobre Navacerrada debiendo pernoctar en La Granja.

El capitán Guiloche, al caer la noche, queda detenido en Otero de Herreros. Tiene conocimiento da la existencia de partidas contrarias que dominan la zona.

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La columna Serrador se completa en Valladolid en las últimas horas de la tarde del 21.

  • Un batallón del Regimiento de Infantería de San Quintín, comandante don Lázaro González Gutiérrez
  • Un escuadrón de Farnesio, capitán don Francisco Perelétegui
  • Dos baterías del Regimiento 14 de Artillería, comandante don Gabriel Moyano
  • Sobre 90 falangistas y otros 150 voluntarios de diferente procedencia (todos encuadrados en el batallón de San Quintín)
  • Elementos de transporte y transmisiones

La Columna al mando del coronel don Ricardo Serrador, Jefe de Estado Mayor el comandante don Luis Martín Montalvo.

Las fuerzas suman, en total, unos 800 hombres.

La Columna sale de Valladolid a las dos de la madrugada del 22, llega al amanecer a Olmedo y continúa a Villacastín, donde se le incorpora una compañía del batallón de Ametralladoras número 7 de Plasencia. Más tarde, en el cruce con la carretera de El Espinar, se añade el grupo del capitán Guiloche. Los efectivos de la Columna superan los 900 hombres.

A San Rafael se llega a las dos de la tarde, Serrador tiene conocimiento de la ocupación de Guadarrama por fuerzas contrarias.

 

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Para no dar tiempo a una mayor organización de la fuerza enemiga, se decide el asalto sobre la marcha del Puerto. Se organizan tres agrupaciones:

  • Por la izquierda, una compañía de San Quintín, parte del escuadrón, pie a tierra, y un grupo de falangistas mandado por José Antonio Girón, al mando conjunto del capitán de la Cía de San Quintín, don César Pardal
  • Por la derecha, dos compañías de San Quintín, al mando del comandante González Gutiérrez y otro grupo de falangistas al mando del capitán don Gonzalo Ortiz
  • Por el centro el grupo del capitán Guiloche

El ataque se inicia sobre las tres de la tarde.

Sin apoyo aéreo ni defensa antiaérea, la fuerza atacante sufre inmediatamente la acción eficaz de la aviación enemiga, especialmente sobre los asentamientos artilleros y las tropas en movimiento. Cae muerto el comandante Moyano, junto a sus piezas, y el comandante Martín Montalvo, en el puesto de mando de Serrador.

La acción de ataque hace retroceder a los ocupantes del Puerto.

Al final de la tarde, cuando las agrupaciones que avanzan por los flancos se encuentran a unos 500 metros de las avanzadas enemigas, comienza el avance la Columna del centro. A las siete y media de la tarde quedaba totalmente ocupado el Alto del León.

Se sufren 80 bajas, la mayoría por los bombardeos de la aviación. Las fuerzas del coronel Castillo dejan varios muertos y 16 prisioneros. Entre los muertos, el coronel y uno de sus dos hijos.

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El teniente coronel Manuel Zabaleta, con una batería y dos secciones de ametralladoras del Regimiento  13 de Artillería, sale de Segovia la mañana del día 22. Se unirá a la compañía del capitán Olivé que se encuentra en La Granja.

La compañía emprende la subida al Puerto, desaloja al enemigo que se defiende en el pueblo de Valsaín.

Al llegar a las Siete Revueltas encuentra una resistencia fuerte y bien organizada; sufre la acción eficaz de la aviación contraria. No puede continuar.

Después de seis horas de escaramuza y mal situados tácticamente, se retiran hasta Valsain.

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En las primeras horas del día 23, se incorpora a las fuerzas de serrador, una nueva compañía de Transmisiones.

Se reorganiza la defensa del Puerto.

  • Sector derecho una compañía de San Quintín y otra de Transmisiones
  • Sector izquierdo, las restantes compañías del batallón de San Quintín, el escuadrón y la compañía de Ametralladoras del batallón de Plasencia
  • Entre los dos sectores se reparten las fuerzas de Falange y otras que van llegando a lo largo del día, con una entidad aproximada de tres centurias
  • La Artillería queda asentada en las inmediaciones del Puerto, en pésima condición táctica pero necesaria para batir los objetivos enemigos situados en el valle del Guadarrama
  • El puesto de mando se sitúa en el hotel que se encontraba en la explanada del Alto. Será destruido por la artillería, quedando levemente herido el coronel Serrador y el teniente coronel don Manuel Zabaleta, nuevo jefe de Estado Mayor de la Columna.

En la parte gubernamental, se incorpora un batallón del Regimiento Castilla (Badajoz), al mando del comandante Ruiz Farrona y una masa de milicianos, y también dos de las compañías de Asalto y un grupo de milicianos de la Columna de Burillo, del que eran figuras destacadas Juan Modesto y Félix Bárzana.

De Madrid llega también un batallón del Regimiento de WadRas, al mando del capitán don Benito Sánchez y comisario Enrique Líster y otras fuerzas de los Regimientos de Infantería León y Covadonga, otras de los Regimientos de Ferrocarriles, un grupo de guardias civiles y otro de milicianos. Se está concentrando una fuerza muy poderosa en número.

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El teniente coronel Moriones queda al mando se este frente; el teniente coronel Puig como jefe de la vanguardia.

El combate se inicia a primeras horas de la mañana, un intenso bombardeo de la Aviación, prolongado fuego de artillería e intenso fuego de ametralladora y de fusil. Las fuerzas de Moriones llevan acabo reiterados sobre el Alto.

El ataque es tácticamente difícil pero se cuenta con superioridad importante en fuegos.

Los combates duran hasta las siete y media de la tarde, en que se comienza un repliegue por parte atacante.

Las bajas en las fuerzas de Serrador son unas 60.

Se había ordenado la subida al Puerto del grupo de Auto-ametralladoras-cañón, de Caballería procedente de Aranjuez. Sus oficiales deciden aprovechar la ocasión para pasarse a las filas nacionales; es una acción muy complicada, son cogidos entre dos fuegos y sólo ocho oficiales, nueve suboficiales y 25 de tropa lo logran quedando la mayor parte muertos en el Alto y dejando abandonado buena parte del material.

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Las fuerzas atacantes reciben nuevos refuerzos.

  • Dos compañías de la Guardia Civil, llegadas de Valencia al mando del coronel don Joaquín Tirado
  • El batallón «Octubre», de Navacerrada, al mando del capitán González Gil
  • Guardias de Asalto y milicias extremeñas, éstas al mando de Ricardo Zabalza.

En la noche del 23 al 24 se decide atacar el Alto combinando un ataque frontal de frente con otro de flanco. De la acción por sorpresa de flanco se encarga al capitán don Benito Sánchez con su batallón. Deberá salir esa misma noche para ocupar la Base de Partida en el puerto de Cuelgamuros, situado cinco kilómetros al Sur del Alto del León.

El capitán Sánchez llega al amanecer a Cuelgamuros. Marcha sobre la divisoria hasta alcanzar las proximidades de la posición extrema (Oeste) de la línea nacional. La posición, más tarde se conocerá como “El copo”, se hallaba ocupada por falangistas y algunos guardias civiles, son sorprendidos y aniquilados tras corta lucha. Pero desde la loma vecina, se contraataca recuperando la posición perdida y consiguiendo hacer huir desordenadamente a las fuerzas de Benito Sánchez.

De esta acción de flanco hablan tanto Lister como Tagüeña, hay cierta confusión tanto sobre itinerarios seguidos como sobre el motivo del repliegue desordenado.

Sobre la jornada el diario de la 7ª División dice que el combate se inicia a las cinco de la madrugada, con un violento bombardeo de la aviación, fuego intenso de la artillería y fuerte fuego de ametralladora y fusil. La lucha se mantuvo hasta las siete y media de la tarde, «Con intensidad marcadamente superior a la del día anterior, notándose que el enemigo realiza un verdadero esfuerzo por apoderarse de la posición ». Dentro del constante forcejeo de la jornada destacan tres ataques para alcanzar la retaguardia nacional, envolviendo el alto «por el barranco al Sur de la carretera » en el sector derecho, mientras que el sector izquierdo era batido durísimamente por el fuego artillero y el de aviación, avanzando por el centro considerables fuerzas. La aviación nacional apenas si acusó su presencia.
Todos los ataques fueron rechazados, sufriéndose 130 bajas. Las de los atacantes también debieron ser altas, figurando entre ellas el comandante don Enrique Escudero y el capitán don Arturo González Gil.

Se mantiene el Puerto de Guadarrama pero a un altísimo precio, dada la enorme superioridad de las fuerzas de Madrid. Salas puntualiza: «La influencia de la aviación es importante, pues los gubernamentales mantienen casi permanentemente en acción de vigilancia a una pareja de cazas y los frecuentes bombardeos los efectúan hasta con dos escuadrillas simultáneamente.».

El fracaso de este día decidió al general Riquelme a entrevistarse con el ministro de la Guerra, que le confirió el mando sobre el terreno de todas las fuerzas del Alto del León.

  • El teniente coronel Puig tendría el directo de la Infantería
  • El teniente coronel Morales seguiría al frente de la Artillería

El coronel Serrador designó al comandante don Carlos Letamendía, de su cuartel general, como jefe del Sector izquierdo, al haber sido herido el comandante González Gutiérrez.  Al mediodía se incorpora una batería del Regimiento de Segovia.

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En este día se recrudecen los ataques. La presencia como jefe supremo del general Riquelme da nuevas esperanzas. Se trasladan a la zona personalidades políticas destacadas, Largo Caballero y Alvarez del Vayo, el ministro de Instrucción Pública don Francisco Barnés y la comunista Dolores Ibarruri. Se esperan resultados decisivos y la ocupación del Puerto. Hay ya en fuego nueve las baterías, de ellas tres pesadas, y de Madrid llegan varios carros de combate. La superioridad aérea es absoluta.

El diario de la 7ª División nacional, señala: «El enemigo intensificó los ataques aún más que el día anterior, sucediéndose los bombardeos de aviación casi sin interrupción, lo mismo que el cañoneo de la artillería, también desde las cinco de la madrugada hasta las 19,30, o sea, casi quince horas. Hubo momentos en que toda la posición estaba tan batida por esas dos potentes armas que nuestras fuerzas, incluida la artillería, apenas si podían hacer otra cosa que protegerse contra sus efectos. Nuestra aviación apenas si hizo acto de presencia.»

La fuerza de ataque es superior a la de los días anteriores, se emplean varios carros de combate Renault FT-17, que tratan de alcanzar el Puerto llegando en dos ocasiones a la altura del Sanatorio de Tablada.

Se reiteran los ataques sobre los flancos otra vez sin éxito.

En los momentos más críticos del combate, Serrador recibe el refuerzo de un batallón de La Victoria, comandante don Juan A. Toribio, que entra inmediatamente en fuego.

Las bajas nacionales de esta durísima jornada se calculan en unas 100.

A la noche se reorganizó el despliegue general.

  • En el Sector Derecho, comandante Toribio), el batallón de La Victoria y grupos falangistas
  • En el de la Izquierda, comandante Letamendía, el batallón de San Quintín, fuerzas de Caballería y falangistas
  • En el Centro las dos compañías de Transmisiones, fusionadas en una por las bajas sufridas

Muchas fuerzas de Falange han sido retiradas a San Rafael, para descanso y reorganización. En esta noche se incorpora una nueva batería de Segovia.

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La escasez de Unidades, el alto número de bajas, el refuerzo constante de la Unidades contrarias y la tenacidad que mantiene en la ofensiva, aconsejan al general Saliquet a consultar al general Mola la posible conveniencia del abandono del Puerto, con la retirada a la línea del Duero.

El general Mola consulta con el general Franco, el cual traslada la necesidad de mantener las posiciones y resistir en ellas a toda costa. Queda descartada cualquier retirada.

Para disponer de mejores elementos de juicio se decide el envío al Alto del general don Miguel Ponte, para inspección sobre el terreno e informe de situación general para tomar las decisiones oportunas. El general Ponte se hará cargo del mando de todo el frente de Guadarrama.

Existía un peligro real para las posiciones del Alto del León en un envolvimiento más profundo sobre El Espinar, San Rafael, Villacastín y Aldeavieja.

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En la noche del día 25 no hay pausa en el Fuego,  la 7ª División habla de «una noche de constante fuego, que a veces por su intensidad y el tableteo casi constante de las ametralladoras, por una y otra parte, más parecía que continuaba la acción de la tarde última … »

A la madrugada se reanudaría el combate, «indicándose claramente que el enemigo iba a realizar un desesperado esfuerzo».

El movimiento de  vehículos por las carreteras de la zona en  dirección al puerto, es superior  al de todas las jornadas anteriores. La aviación intensifica sus acciones de  bombardeo y ametrallamiento, la nacional apenas aparece. La artillería de  Morales, con el tiro  corregido, cañonea sin cesar las posiciones, «de modo constante e implacable». El diario sigue así: «Simultáneamente, los fuegos de sus ametralladoras, muy numerosos, y de su fusilería adquieran intensidad máxima, a la vez que los ataques de su infantería y los intentos de envolvimiento y ruptura de nuestras líneas se suceden con rapidez».

En un momento se produce un repliegue de las fuerzas del Centro, un contraataque inmediato a cargo del capitán Olivé restablece la situación.

En el Sector Derecho, muerto el jefe del batallón, comandante Toribio, y agotadas las tropas se retiran, se producen ataques y contraataque por ambos bandos  y finalmente los nacionales vuelven a recuperar las posiciones . El nuevo jefe es el  comandante don Víctor Asensio, del cuartel general.

En el Sector Izquierdo la situación es también crítica. Se manda como refuerzo a parte del personal de artillería, ya sin cometido en las baterías, por haber quedado sin oficiales. Del Sector Izquierdo se hará cargo el comandante don Narciso Villalón.

Al anochecer llega el general Ponte. Ya de noche y retirados los servicios avanzados, se desncadena por sorpresa un ataque fortísimo  en el que se llega a la explanada del Alto, donde se combate cuerpo a cuerpo, confundidos unos y otros. Finalmente el ataque es rechazado.

Las bajas de los nacionales se elevan a 215, de ellas, muertos, un jefe, cinco oficiales, dos suboficiales y 21 de tropa.

La situación llegó a ser tan crítica que se solicitan refuerzos urgentes de todas las plazas de la División, saliendo a la noche de Segovia una batería ligera, y de Medina del Campo una pesada, así como un batallón del Regimiento de Toledo, desde Zamora.

Las bajas de todos estos días de combate, sin contar las del 22, que no se computaron, sumaban 413, de ellas 53 de jefes y oficiales .

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A las seis de la mañana llega el tercio de requetés de Abarzuza, se hace cargo el capitán don Benjamín Martín Duque, y se despliega los dos Sectores. Al mediodía, desde Estella, llegan dos compañías de Arapiles, y la batería de 15,5 que había salido de Medina del Campo.
Los ataques del enemigo son menos intensos que los del día anterior, se continua intentando el envolvimiento del Alto por ambos flancos.

Hacia las once, por la explosión de una bomba de aviación, es herido leve el general Ponte y grave el coronel Serrador.

Al atardecer el ataque cede.

A las dieciocho horas se puede evacuar al coronel Serrador y se hace cargo del mando el general Ponte. En esta jornada se sufren 65 bajas.

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Se incorpora desde Zamora el batallón del Regimiento de Toledo, comandante don José Perrero, entra en fuego inmediatamente.

Se producen varios ataques pero de menor intensidad.

La menor actividad enemiga que indica desgaste y la llegada de refuerzos permite al general Ponte planear el paso a la contraofensiva. Pretende ocupar el pueblo de Guadarrama.

El plan contempla la formación de dos Agrupaciones.

  • AGR Izquierda, comandante Villalón, batallón de San Quintín y dos compañías de Arapiles
  • AGR Derecha, comandante Perrero, batallones de La Victoria y de Toledo y fuerzas imprecisas del tercio de Abarzuza

Protección de la Artillería, escuadrón pie a tierra y compañía de Transmisiones.

 

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Iniciado el avance, a pesar de la intensa actuación de la aviación contraria que mantiene la superioridad absoluta en el aire, se progresa con facilidad por el Centro y la Derecha. Riquelme intenta un envolvimiento por la Izquierda que no prospera. Se desciende profundamente por el barranco límite del sector Izquierdo y se ocupa la cota 1.127 con lo que queda dominado por el fuego el Sanatorio de Tablada y cortada la carretera de Madrid.
Las bajas propias son 88, quedando abandonados en la carretera 15 camiones y varios coches ligeros.

El 30 prosigue el avance. Se inicia con un golpe de mano sobre unas casamatas protegidas y continuando hasta llegar a las proximidades del Sanatorio de Tablada. Será ocupado el 31.

Bajas en los dos días: 65 y 80. Se incorpora la Columna Nevado, llegada de Galicia al mando del teniente coronel don Oscar Nevada perteneciente al Regimiento Zamora, de guarnición en La Coruña. La Columna está formada por

  • un batallón
  • una centuria de Falange
  • una batería ligera
  • una sección de Ingenieros y otras fuerzas imprecisas

El 1 de agosto se ocupa la casilla de peones camineros del kilómetro 51 y capturándose un depósito de munición y armamento.
El avance ha sido apoyado por dos carros de combate y un blindado, capturados el día anterior. Bajas, 94.

Se incorpora una pequeña fracción de Caballería del Regimiento Farnesio de Valladolid.

 

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Las escaramuzas iniciales ya han pasado al nivel de combates, pronto se darán Batallas. Ya estamos en una Guerra. Los dos bandos han puesto en marchas sus máquinas de guerra y los frentes activos reciben cada día refuerzos, nuevas Unidades para fortalecer defensas o para iniciar contraataques.

Riquelme recibe nuevas Unidades e incrementa sus fuerzas de manera importante.

  • De Valencia le llega un batallón del Regimiento de Otumba
  • De Madrid dos compañías de la Guardia Civil, una de Asalto, la 1ª Compañía «de Acero», comunista, mandada por el capitán don Manuel Márquez, otras  de esa tendencia, una a las órdenes de Enrique Líster, y el batallón llamado P.U.A. o Primera Unidad de Asalto, más algunas baterías.

Con estas fuerzas Riquelme intentará recuperar la iniciativa.

El 3 y el 4 se ataca en toda la línea. Se combate con dureza en torno a la casilla de peones camineros y se lleva a cabo una una infiltración muy peligrosa sobre San Rafael, que al final no tiene éxito.

Esta infiltración la describe Tagüeña:

“Recibí el nombramiento de capitán ayudante del Batallón Octubre jefe era Fernando de Rosa.……..El 1 de agosto por la tarde salimos en tren hacia El Escorial con nuestras tres primeras compañías. Allí desfilamos ante la admiración de los vecinos y luego en camiones, llegamos, ya en la madrugada del 2 de agosto, a Peguerinos y de allí a pie seguimos hacia la sierra que domina a San Rafael, en la región del paso que llamábamos la Gargantilla, en la retaguardia del enemigo que ocupaba el Alto del León.
Nuestros milicianos eran todos jóvenes socialistas y en su mayoría ya formaban parte de nuestras milicias antes de empezar la guerra. Nos incorporamos a la columna del comandante Sabio. Había otras unidades, entre ellas un batallón de soldados de aviación, mandado por el teniente coronel Rubio. El mismo día descendíamos hacia San Rafael dejando atrás las estribaciones de Cueva Valiente.
Sabio nos mandó cubrir el flanco izquierdo en dirección a El Espinar, pero Fernando de Rosa y yo entramos con él en San Rafael, junto con un pequeño grupo de soldados. Desde luego es admirable la tranquilidad y el valor con que Sabio y su pequeño grupo avanzó por entre las primeras villas y chalets de veraneantes que estaban en los linderos del pueblo. Todos estaban vacíos, ni enemigos ni población civil, no se veía a nadie. Pronto llegamos ya cerca de la carretera y en una casa aislada aparecieron tres falangistas vestidos de azul igual que nosotros, que fueron hechos prisioneros antes de que pudieran darse cuenta. Por una barranca llegaba en nuestra ayuda una compañía de soldados de aviación, pero antes de desplegarse se desencadenó de repente la batalla. De todas partes nos caían los tiros encima aunque no veíamos a nuestros contrarios, pero éstos ocupaban sin duda la casa aislada y otras de las cercanías y habían visto cómo hicimos prisioneros a sus compañeros. Nosotros disparábamos al azar, pero la confusión era cada vez mayor. Fernando de Rosa y yo retrocedimos para buscar a nuestras compañías que protegían la dirección de El Espinar. Al llegar al lindero de San Rafael vimos al teniente coronel Rubio, al descubierto, montado en un caballo blanco, y detrás de una cerca a su compañía de ametralladoras, que comenzó a hacer fuego para proteger el repliegue, pues ya no se trataba de otra cosa. Siguió el estruendo del combate largo rato, las balas llegaban cada vez más densas y segaban las ramas de los pinos. Poco a Poco los soldados de aviación volvieron a remontar la ladera hacia Cueva Valiente, las otras unidades de la columna Sabio ni siquiera habían acabado de bajar y los únicos tiros que dispararon fueron los que sonaron en el fusilamiento de los tres falangistas prisioneros, que sus captores habían respetado y enviado a la retaguardia.
Nosotros esperamos hasta el atardecer y fuimos también subiendo lentamente, antes de hundirnos en el bosque nos llegaron todavía algunas balas lejanas. Ya en el crepúsculo, cruzamos la cañada, donde había sido hecha prisionera y fusilada unos días antes, una de las primeras milicianas llegadas de Madrid.
A un lado estaba su tumba. Cuando llegamos arriba, al campamento, ya no había nada que comer, toda la intendencia se había agotado y excepto los soldados de aviación y nosotros, los del Octubre No. 11, casi todo el resto de los milicianos había marchado hacia Peguerinos considerando que su deber ya estaba cumplido, aunque realmente no habían participado en el combate.
El epílogo de aquel descabellado episodio, donde con un poco más de organización, de decisión y de mando, podíamos haber ocupado San Rafael y cortar la retirada al enemigo que ocupaba el Alto del León, lo supimos sólo algunos días después. En una nota escueta de un periódico del bando contrario, que llegó a nuestro poder, se indicaba que habían sido fusilados dieciocho soldados de aviación hechos prisioneros aquel día. Se trataba con toda seguridad de algunos rezagados a los que el miedo impidió retroceder a tiempo, porque, con un poco de decisión todos hubieran podido escapar.
De vuelta a Peguerinos encontré a Luis Tapia en la intendencia de Sabio y me ayudó a dotar a mi batallón de muchas cosas que faltaban. Luego conservando las posiciones en el flanco de la carretera San Rafael-Espinar, concentramos las fuerzas en un campamento que llamábamos de las Navazuelas, donde años después de la guerra iba a erigirse el monumento del Valle de los Caídos.
El día 5 de agosto con un guardia de asalto y unos pocos milicianos estuve de exploración en Cabeza Lijar, encontrando que tanto esta altura de 1.892 metros situada inmediatamente al sur del Alto del León, como la cuerda montañosa que allí se inicia en dirección a El Escorial estaba abandonada, nadie la ocupaba. La cosa resultaba inexplicable, pero era un hecho que los combates hacia Guadarrama seguían localizados a un lado y otro de la carretera y nadie se ocupaba de maniobrar, la cautela era lo predominante en ambos lados. Hicimos prisionero a un falangista lleno de medallas y de escapularios, no iba armado y probablemente había venido del frente de Guadarrama para caer en nuestras manos.
Al día siguiente ocupamos sin incidentes Cabeza Líjar……”

El 6 es herido el general Ponte, tomando el mando el coronel don Manuel Palenzuela.

El 7 el general Riquelme es nombrado jefe del teatro de Operaciones del Centro, siendo sustituido, el día 11, por el coronel don José Asensio Torrado, venía de Málaga, donde había tratado de enderezar una situación caótica.

 

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La lucha ha perdido violencia pero todavía el frente no se encuentra estabilizado.

Asensio trata de tomar la iniciativa. Se combatirá los días 10, 12, 21, 22 y 25 de agosto, sin resultados.

El frente de Guadarrama ya se ha endurecido definitivamente lo que no impedirá que se produzcan operaciones muy peligrosas de envolvimiento por el Oeste, ya en el Sector de Ávila.

En septiembre Asensio abandona Guadarrama para tomar el mando de las fuerzas que se mueven por el valle del Tajo, quedará al mando el coronel Moriones.

Burillo deja el frente de Navacerrada al comandante don Eduardo Cuevas y marcha a Toledo.

  • El 23 de agosto un estado de fuerzas fijaba las de la Columna Asensio en 2.800 hombres y las de Burillo en 299; en Cercedilla había además 553.
  • El 23 de septiembre la Columna Moriones (antes Asensio) tiene 4.403, y la de Cuevas (antes Burillo), 729. En Cercedilla, y al mando del jefe de Milicias Etelvino Vega, hay 780.

La marcha a Madrid desde Valladolid ha quedado detenida.

 

Obra derivada de MTN50ImpresoSerie 1875-2022 CC-BY 4.0 ign.es

El frente nacional de Navacerrada queda fijado el 22JUL a la altura del pueblo de Valsaín y en los jardines de La Granja,  puntos bien defendidos, aunque su posición táctica fuese muy mala.

El 6 de agosto se había ocupado la llamada Cruz de la Gallega, avanzada del cerro de Matabueyes, y a la izquierda se contaba con el vértice Atalaya.

El puerto de Reventón y todas las alturas de la Sierra estaban en poder de las fuerzas gubernamentales.

Los puntos de resistencia nacionales eran batidos constantemente por artillería; las fuerzas de Madrid ocupaban el terreno dominante y disponían de buenos observatorios. No obstante todo el “terreno de nadie” era zona boscosa muy accidentada lo que hacía muy peligroso el avance de la infantería.

Esquema de la llegada de Fuerzas de ambos bandos al sector de Guadarrama