Superado el malentendido con los italianos en Bermeo, se inician las operaciones.
Maniobra nacional muy complicada, esfuerzos prácticamente independientes de BRI, hay algunos apoyos puntuales, que se inician de manera sucesiva de N a S, con periodos de solape. Fuerza muy ajustada a la maniobra que se emprende, con una reserva muy escasa. Punto clave serán los apoyos de fuego, tanto artilleros como de aviación, en ambos la superioridad nacional es muy significativa y el empleo de estos medios muy eficaz. La superioridad artillera se verá contrarrestada conforme el frente se acerca a la línea del cinturón de Bilbao, desde donde el fuego eficaz de la artillería de la defensa hará muy penoso el avance de las fuerzas nacionales y el mantenimiento de las posiciones alcanzadas.
El avance en frente amplio de los nacionales obliga al ENOR a seleccionar muy bien los puntos fuertes de la defensa, quedando en general la línea muy débilmente guarnecida.
Llama la atención la escasa resistencia opuesta al primer asalto enemigo en el V. Sollube, en el Bizcargui y en la misma Peña Lemona. Resisten poco las posiciones o llegan tarde las reservas?
Para recuperar estas posiciones clave se contraatacará con enorme fiereza, con sucesivas reiteraciones, con mejor o peor fortuna.
Al final serán los nacionales los que se hagan dueños de la situación. El sacrificio de las unidades vascas servirá de poco y son recursos que Bilbao no podrá reponer.
Los avances nacionales finales en Mañaria y Arratia se harán ya sin apenas resistencia. Los nacionales se encuentran ya ante el cinturón, línea defensiva muy extensa y con graves carencias que resultará muy difícil mantener.
Tal vez la única posibilidad de resistir durante algún tiempo hubiera pasado por fortificar el perímetro de la ciudad, como se había hecho en Madrid, pero eso hubiera supuesto un fuerte castigo sobre la ciudad y su población, y posiblemente el espíritu de sacrificio de los defensores no llegase para tanto.