6 La última Batalla de la Guerra. Peñarroya (05 enero a 02 febrero 1939): 6. Batalla de Peñarroya. Valoración

Obra derivada de Mapas Generales IGN

Para apoyo a la defensa de Cataluña, Vicente Rojo propone a Negrín la ejecución del Plan P. Se pretenderá crear una amenaza seria capaz de desestabilizar el sistema defensivo general del enemigo. Si se consigue, el mando nacional se verá obligado a trasladar fuerzas desde Cataluña al frente amenazado, deteniendo o al menos frenando las operaciones en curso en esta zona. La propuesta es aprobada y el Plan se pone en marcha.

Es una operación bien conocida por los EMs superiores que deben intervenir. Se ejecuta en un escenario lejano a Cataluña y sobre un frente enemigo débil, con una densidad de ocupación muy baja y guarnecido por fuerzas menos aguerridas.

El plan contempla un ataque principal y tres secundarios.

El ataque principal tendrá por objeto cortar el teatro de operaciones enemigo, separándolo en dos trozos incomunicados y aislando así los dos Ejércitos del Centro y del Sur enemigos. Los ataques secundarios tendrán por finalizad fijar reservas y desestabilizar el frente enemigo.

La acción secundaria sobre Motril será cancelada quedando estos ataques reducidos a dos, a cargo de los Ejércitos del Centro y Andalucía, de muy poca entidad y sin consecuencias de importancia.

La línea de acción estratégica es buena, bien elegido el frente, bien elegidas las acciones principal y secundarias y se podrá contar  con fuerzas suficientes y muy superiores a las contrarias.

Centro Geográfico del Ejército. Guía Militar de Carreteras, CG del Generalísimo 1939

Según la Orden de 15DIC,

  • la primera fase  de la operación es romper el frente y avanzar en dirección Valsequillo-Granja de Torrehermosa;
  • la segunda fase, envolver por retaguardia el saliente de Cabeza de Buey, provocando su caída;
  • la tercera, si todo sale conforme a lo planeado, avanzar en dirección a Llerena, a la vez que otras fuerzas lo harán desde Campanario sobre Mérida y Villafranca de los Barros.  Peñarroya sólo sufrirá una presión de flanco.

El objetivo lejano, estratégico, de la ofensiva, es cortar las comunicaciones entre los Ejércitos del adversario por tres puntos:

  • Villafranca de los Barros,
  • Mérida
  • y Llerena.

Tal vez en el pensamiento de Rojo el objetivo final era todavía más lejano y de verdadero nivel estratégico. Y en determinados momentos de la operación pudo estar cerca de lograrlo pero para ello hubiera necesitado una colaboración y participación de Miaja clara y decidida, situación, que en mi opinión, no se produjo en ningún momento.

Obra derivada de CC-BY 4.0 ign.es MTN50ImpresoSerie 1875-2022

La Zona de Ruptura está bien elegida.

Límite ZAs de dos Cuerpos de Ejército enemigos, con pocas reservas, con comunicaciones y zonas favorables para la concentración de Unidades, buenos accesos, a Bases de Partida.

Como punto desfavorable, la escasez de carreteras a vanguardia. Hay caminos transitables abundantes pero que en condiciones climatológicas adversas pueden presentar problemas para el movimiento motorizado.

Obra derivada de CC-BY 4.0 ign.es MTN50ImpresoSerie 1875-2022

Las «claves» de la batalla

La orden del día 15 pide rapidez, decisión y audacia. La Orden se cumple rigurosamente mientras resulta posible.

El 05ENE se produce la ruptura, el 07ENE se alcanza la línea de máxima penetración. La brecha producida es de aproximadamente 9 Kms y la profundidad alcanzada de 18 Kms. Una extensión considerable, sobre los 200 Km2.

Es la maniobra mejor ejecutada por el EPR durante toda la guerra.

Miaja achaca el fracaso de la operación “a lo de siempre” a la falta de iniciativa de los mandos de todos los niveles en cuanto se encuentran en campo abierto. Alguna situación de este tipo se pudo producir sin ninguna duda pero no es admisible generalizar y hacer responsable a estos mandos del fracaso.

El CE XXII y la Agrupación Toral llevan tres días combatiendo y el desgaste y el cansancio empiezan a ser considerables. Escobar no dispone de segundas líneas y  las fuerzas de la Reserva General (principalmente el CE XVII), que dependen de Miaja, todavía no se han movido de sus vivacs en la zona de Jaén. El general Escobar, que ya ha detectado la pérdida de empuje de su ofensiva, trata de constituir reservas sacando fuerzas de los CEs VII y VIII en línea.

A ésto, se debe añadir el verdadero punto crítico de la batalla, la resistencia inicial, enconada y a toda costa, de los batallones nacionales en las sierras Mesegara y Trapera que, junto con la llegada el mismo día 05ENE de los primeros refuerzos y sucesivamente la práctica totalidad de la División 11, harán inútiles todos los esfuerzos de la Agrupación Toral para conquistarlas.

El coronel Fúster

«Aquel espolón colocado al costado del enemigo le perturba, le roba libertad de acción y le amarga toda progresión dentro de la bolsa, haciendo sus avances tanto más peligrosos cuanto más profundamente penetre en la bolsa formada».

Durante cerca de un mes, la lucha en esas posiciones es ininterrumpida y cruentísima. Los nacionales no cederán, a costa de un millar de bajas, y las fuerzas de Escobar se desangrarán en durísimos y constante asaltos.

La Unidades del general Escobar ya no disponen de capacidad para eliminar esas posiciones que le impiden ensanchar la brecha y simultáneamente continuar con la progresión.

Cuando se decida enviar esa Reserva General será tarde, la llegada constante de refuerzos nacionales harán inviable cualquier intento de progresar en cualquier dirección.

Queipo de Llano dispondrá de fuerzas suficientes para organizar su contraofensiva  y las fuerzas de Escobar se encontrarán en una situación táctica muy desfavorable,  en una bolsa con la entrada dominada por esas posiciones que resisten desde el primer día.

Los ataques lanzados por el CE XVII sobre Mataborracha-Moritos, no obtendrán ningún resultado positivo, sólo incrementar el número de bajas. Y aquí encontramos otro punto crítico de la operación. Si el CE XVII hubiera conseguido romper por Mataborracha, sin disponer de unidades en segunda línea, no hubiera tenido capacidad para llevar a cabo penetraciones importantes. Las fuerzas puestas a disposición de la maniobra planeada por Vicente Rojo eran peligrosamente escasas. Refuerzos y grandes Unidades enviadas por el general Miaja procedían del Ejército de Levante. Del poderoso Ejército del Centro muy escasa fuerza fue movilizada.

Ante esta última oportunidad a disposición de la República, el general Miaja no fue demasiado generoso.

La movilización de reservas nacionales fue instantánea. El mismo día 5 se movilizan varias Grandes Unidades, y el mismo día entran en fuego las reservas inmediatas de las dos Divisiones en línea, la 24 y la 22, y nueve batallones de la División 122 y otro de la 60.

El 6 comienzan a entrar los batallones de la División 11, del  Ejército del centro. El día 7 comienzan a llegar los de la 74 División. El día 10 ya se encontrarán en fuego unidades de la 71, Sucesivamente van llegando la 81, procedente de levante, y la 40, que se encontraba ya sin frente  en Cataluña. También llegarán desde Cataluña dos batallones de la 105.

El movimiento de todas estas Unidades , en muy poco afectó a la marcha de las operaciones en Cataluña.

 

BAJAS

Bajas nacionales. 12.242

Olmedo y el general Cuesta, Libro sobre Queipo de Llano,

  • Agrupación de García Escámez: 350 jefes y oficiales; 379 suboficiales y 6.284 de tropa.
  • Agrupación de Muñoz Castellanos: 163 jefes y oficiales; 225 suboficiales y 4.244 de tropa.
  • División 24: 31 jefes y oficiales; 23 suboficiales y 543 de tropa.

Total general: 544 jefes y oficiales; 627 suboficiales y 11.071 de tropa.

Bajas republicanas. 

Documento del archivo del Servicio Histórico Militar

  • Prisioneros y presentados , 6.848
  • Muertos enterrados en el campo, 6.526.

Sobre bajas totales no hay datos que puedan considerarse correctos.