El CG de Franco lleva ya tiempo estudiando la posibilidad de una doble acción sobre las comunicaciones de Madrid con Levante
- una desde la Cta de Andalucía en dirección Arganda-Alcalá, que dará lugar a la Batalla del Jarama,
- y la otra, a cargo de la DIV de Soria, en la dirección Sigüenza- Guadalajara;
y enlace posterior entre ambas acciones.
Está claro que desde el primer momento se detecta una carencia importante de fuerzas precisas para llevar a cabo estos planes.
El Jarama se ha iniciado con fuerzas manifiestamente insuficientes y sin reservas para la alimentación de la Batalla; rápidamente quedará detenida la operación.
Los contactos con los italianos se llevan a cabo desde el inicio de la guerra; en estas fechas ya hay acuerdos sobre apoyos humanos y materiales e incluso estructuras para articular esos apoyos.
Los italianos se presentan en Cádiz sin ajustarse demasiado a los acuerdos; Franco está en desacuerdo pero no puede rechazar la ayuda que le está llegando; intenta de la mejor manera que puede controlar el afán ofensivo a ultranza de la fuerza expedicionaria italiana.
Mussolini pretende entrar en Madrid después de una brillante y moderna operación ofensiva de “guerra veloce”; sin duda los medios y apoyos de esa fuerza no han sido vistos hasta la fecha en la guerra española. El general Roatta, con precisas instrucciones de Mussolini, no permite que su CTV dependa del general Mola ni mucho menos de Moscardó, dependerá directamente de Franco.
En realidad la batalla de Guadalajara serán dos batallas independientes,
- la del CTV
- y la de la Brigada del general Marzo;
Roatta se acordará del Jarama únicamente cuando las cosas ya no le vayan tal y como pensaba que debían ir.
El plan de Roatta se basa en una acción inicial contundente y rápida que hará desmoronarse toda la defensa enemiga; la persecución y las acciones de fuego serán tan violentas que cualquier resistencia será imposible. Es muy probable que el plan real de Roatta no se ajustase exactamente a lo acordado con Franco pero confía en que una vez ejecutado con éxito, y con la Littorio en las puertas de Madrid, Franco se vea obligado a aceptar los resultados.
El espacio de maniobra es muy reducido para operar con 4 Divisiones. Para llevar a cabo una operación que pretende emplear masas motorizadas, sólo dispone de una vía de comunicación penetrante; la meteorología es totalmente adversa para una maniobra de movimiento, pistas embarradas y nieblas que impiden la observación y en consecuencia el fuego eficaz de la artillería; esta meteorología hará todavía más complicado el empleo de una aviación, ya de por sí desplegada en campos lejanos y con rutas de acceso complicadas.
La maniobra es compleja y de ejecución difícil; la escasez de vías de comunicación y el difícil movimiento por rutas secundarias o campo a través harán muy complicados los sucesivos pasos de línea y los relevos de Unidades. Los atascos que estas condiciones produzcan, junto con otras incidencias propias en cualquier ejecución, darán lugar a situaciones próximas al caos y lo que será peor, y en algunos casos definitivo, a presentar objetivos absolutamente indefensos a la acción de la aviación enemiga.
No se espera resistencia apreciable y la velocidad a imprimir no permite dedicar mucho tiempo al afianzamiento de las redes de enlace
La información disponible sobre la situación de las fuerzas propias y sobre las enemigas será en todo momento defectuosa;
un relativamente pequeño incidente en la zona de Brihuega dará lugar a una evaluación totalmente errónea de la situación. Las medidas tomadas, relevo nada menos que de dos divisiones, en buenas condiciones operativas, simultáneamente, en una espacio de maniobra escaso y sin comunicaciones, dará lugar a nuevos embotellamientos y situaciones caóticas.
Ocupada Brihuega, en un momento con una cierta dificultad, no hay opción para un pequeño repliegue táctico, de unos cientos de metros, para ocupar posiciones favorables para la defensa. Se opta por permanecer en ese núcleo urbano que reúne unas malísimas condiciones para la defensa; tal vez se considere fundamental mantener la CP sobre el Tajuña para utilizar esa segunda vía penetrante que parte desde Brihuega hacia el suroeste.
De nuevo la velocidad en que se basa la maniobra impide una correcta atención a los flancos, el Tajuña no es un obstáculo fuerte, y cuando todo el frente resiste perfectamente e incluso reacciona ofensivamente contra las embestidas del contraataque del CE IV, una pequeña Unidad infiltrada dará lugar a una nueva crisis en Brihuega, que desencadenará la definitiva serie de decisiones erróneas que darán lugar al fracaso de la ofensiva.
Se han producido desbandas en algunas Us, provocadas por la falta de información, por la escasa experiencia de combate y por la acción de la aviación enemiga pero la mayor parte del CTV combate correctamente y con valor.
El error de la 1ª División en la percepción de la situación real del combate provocará la injustificada orden de repliegue.
Cuando Franco da su visto bueno al plan presentado por Roatta le deja muy claros los riesgos que deberá afrontar
- la diferente situación en las ZAs del CTV y de la BRI II dará lugar a que el flanco derecho italiano quede al descubierto, el izquierdo lo estará desde que inicie la acción;
- las fuerzas del Jarama se encuentran enormemente desgastadas y en condiciones muy difíciles para emprender operaciones en apoyo al avance italiano, a pesar de todo algún esfuerzo de poca entidad se realizará;
Roatta no tiene justificación cuando presenta quejas sobre la inmovilidad de los españoles en el Jarama.
La actuación de la BRI II es sobresaliente, sin actuaciones brillantes pero contundentes, en un terreno muy complicado. La prioridad de la acción del mando republicano sobre la ZA del CTV, facilita sin duda el desarrollo de las operaciones previstas por el coronel Marzo.
En la parte de la 12 División de Lacalle, la situación inicial y comportamiento ante el avance enemigo tampoco son muy acertadas.
La situación inicial es desastrosa
- no hay líneas ni frentes;
- no hay enlace;
- no se conoce con exactitud dónde se encuentran las Us.
Excepto contadas ocasiones, las fuerzas se repliegan sin combatir y sin recibir orden alguna. Como se repetirá a lo largo de la contienda, los informes que se cursan son casi siempre imprecisos y en muchas ocasiones sin fundamento. Hasta que no se enfrentan los italianos de la Garibaldi contra los italianos de Salvi no se tiene certeza de la intervención de un cuerpo “fascista”.
Los contraataques de las fuerzas de la República se estrellan contra las posiciones del CTV, únicamente en el Palacio de Ibarra se consigue tomar por asalto una posición enemiga, en el resto de los casos se ocupan posiciones ya abandonadas por los defensores.
Emprendida la retirada general enemiga, no hay capacidad para emprende una mínima persecución; donde se retome el contacto allí se quedarán.
La victoria en esta Batalla es sin duda para la República pero más por los gravísimos errores del contrario que por méritos propios.
Este fracaso, pequeño en lo material grande en lo moral, de las fuerzas italianas será muy bien explotado por la propaganda republicana pero no es de descartar que también viniera muy bien a los intereses de Franco.